sábado, 23 noviembre 2024

Grandes áreas del planeta tuvieron un 2021 más seco de lo normal, según alerta la OMM

Grandes áreas del planeta tuvieron un 2021 más seco de lo normal, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que observa que varias zonas críticas almacenan, que observa una tendencia negativa a largo plazo en el almacenamiento de agua global, tanto en la superficie y subsuperficie terrestre.

Se trata de una de las principales conclusiones del primer ‘Informe sobre el estado de los recursos hídricos mundiales’, que aporta datos sobre los ríos, el almacenamiento terrestre de agua y los glaciares, es decir, todo el agua que se encuentra tanto en la superficie como en la subsuperficie terrestre, que evalúa los efectos del cambio climático, medioambiental y social en los recursos hídricos de la Tierra. El objetivo del balance es monitorizar y gestionar los recursos de agua dulce del mundo en un contexto de demanda creciente y suministro limitado.

En concreto, el documento concluye que en grandes zonas del planeta, se registraron condiciones más secas de lo normal en 2021, un año en el que la distribución de las precipitaciones se vio influenciada por el cambio climático y un episodio de La Niña. Además, la superficie con un flujo fluvial por debajo de la media fue, aproximadamente, dos veces mayor que la superficie por encima de la media, en comparación con la media hidrológica de 30 años.

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, ha explicado que los impactos del cambio climático suelen manifestarse por medio del agua, con sequías más intensas y frecuentes, inundaciones más extremas, lluvias estacionales más irregulares y la aceleración de la fusión de los glaciares, y generan efectos en cascada en las economías, los ecosistemas y todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.

Taalas ha reconocido que no hay conocimientos suficientes sobre los cambios en la distribución, la cantidad y la calidad de los recursos de agua dulce y precisamente, este nuevo informe sobre el estado de los recursos hídricos mundiales busca subsanar esta deficiencia en los conocimientos y proporcionar una reseña concisa sobre la disponibilidad de agua en diferentes partes del mundo.

El secretario general confía en que estos datos orientarán las inversiones en las actividades de adaptación y mitigación vinculadas al clima, así como la campaña de las Naciones Unidas que se centra en brindar un acceso universal en los próximos cinco*años a las alertas tempranas de peligros, como crecidas y sequías.

En la actualidad, 3.600 millones de personas tienen un acceso inadecuado al agua, como mínimo, un mes al año, y se prevé que esta cifra se incrementará a más de 5.000 millones de aquí a 2050.

El documento examina el flujo fluvial, es decir, el volumen de agua que fluye por el canal de un río en un momento determinado y evalúa el almacenamiento terrestre de agua.

En ese sentido, el trabajo observa como en grandes zonas del planeta se registraron condiciones más secas de lo normal en 2021, en comparación con el promedio del periodo hidrológico de referencia de 30 años.

Entre ellas, la OMM menciona expresamente a la zona del Río de la Plata en América del Sur, donde una sequía persistente ha afectado a la región desde 2019, el sur y el sureste de la Amazonia, y algunas cuencas de América del Norte, por ejemplo, las de los ríos Colorado, Missouri y Mississippi. En África, algunos ríos, como el Níger, el Volta, el Nilo y el Congo, tuvieron caudales menores de lo normal en 2021. Asimismo, algunos ríos de partes de Rusia, el oeste de Siberia y Asia Central registraron caudales inferiores a la media en 2021.

Por el contrario, se observaron caudales fluviales mayores de lo normal en algunas cuencas de América del Norte, el norte de la Amazonia y África meridional (Zambezi y Orange), así como en China (la cuenca del río Amur) y el norte de la India. En total, aproximadamente una tercera parte de las zonas analizadas correspondió con la media de los últimos 30 años.

Por otro lado, la OMM recoge en su informe las crecidas importantes que provocaron numerosas víctimas, por ejemplo, en China (provincia de Henan), el norte de la India, Europa occidental y los países afectados por los ciclones tropicales, como Mozambique, Filipinas e Indonesia.

Por su parte, Etiopía, Kenia y Somalia han afrontado varios años consecutivos de precipitaciones inferiores a la media que han causado una sequía regional.

En cuanto al almacenamiento terrestre de agua, el trabajo concluye en 2021 fue menor de lo normal en comparación con la media para el periodo 2002-2020 en la costa oeste de los Estados Unidos, la zona central de América del Sur y la Patagonia, el norte de África y Madagascar, Asia Central y Oriente Medio, el Pakistán y el norte de la India.

Por contra, fue mayor de lo normal en la zona central de África, el norte de América del Sur, específicamente, la cuenca del Amazonas, y la región septentrional de China.

A más largo plazo, en el informe se señalaron varias zonas críticas con una tendencia negativa en el almacenamiento terrestre de agua. Entre ellas, se incluyeron la cuenca del río San*Francisco del Brasil, la Patagonia, las cabeceras de los ríos*Ganges e*Indo, y el suroeste de los Estados Unidos.

En cambio, la región de los Grandes Lagos presenta una anomalía positiva, al igual que la cuenca del Níger, el Rift de África Oriental y el norte de la cuenca del Amazonas.

En términos generales, la OMM concluye que las tendencias negativas son más fuertes que las positivas e incluso, algunas de las zonas críticas se ven exacerbadas por la sobreexplotación de las aguas subterráneas con fines de riego.

Respecto a la fusión de la nieve y el hielo, el informe detecta que tiene un impacto considerable en varias zonas, entre las que se incluyen Alaska, la Patagonia y el Himalaya. La criosfera (los glaciares, la capa de nieve, los casquetes de hielo y, donde se encuentra presente, el permafrost) es el mayor reservorio natural de agua dulce del mundo.

Entre las principales conclusiones, la OMM observa que los cambios en los recursos hídricos de la criosfera repercuten en la seguridad alimentaria, la salud humana y la integridad y el mantenimiento de los ecosistemas, además de que generan importantes impactos en el desarrollo económico y social.

A ese respecto, indica que estos cambios son el germen de «ciertos peligros» como las inundaciones fluviales y las crecidas repentinas por los desbordamientos repentinos de lagos glaciares.

Así, considera que las proyecciones a largo plazo de los cambios en la escorrentía glaciar y los momentos en que se alcanzará el pico de agua son datos esenciales para la adopción de decisiones en materia de adaptación a largo plazo.