Iberia se ha plantado contra el Gobierno. La pasión de este Ejecutivo por el uso de mascarillas en el interior del transporte público, de las farmacias y de los aviones le ha pasado factura. Han pasado ya casi tres años de la pandemia y aún hay restos que empiezan a tener poco sentido, a ojos de Iberia, y sobretodo que repercuten en las cuentas de las grandes empresas. El director corporativo de Iberia, Juan Cierco, ha lanzado un mensaje delante de varios miembros del Ejecutivo que parece haber hecho mella en el Gobierno. «Ha llegado el momento de quitárnosla porque empieza a afectar al turismo. Ya no tiene sentido», ha comentado Cierco. Algo que desde el Gobierno se plantean anunciar, pero para 2023.
No es algo nuevo ni ajeno al resto de aerolíneas. Ninguna entiende que se mantenga esta obligación cuando al mismo tiempo se permite que los asistentes a un concierto, una discoteca o un museo puedan asistir sin mascarilla. Para las aerolíneas, la obligación de la mascarilla en los aviones es trivial y sobretodo una pequeña lacra para las cuentas de las compañías porque repercute en el turismo. A estas alturas no tiene sentido, a ojos de Juan Cierco, seguir con esta dinámica, pero el Gobierno tiene la intención de dar este salto más adelante, cuando avance el invierno y sobretodo cuando se acerquen las elecciones para poder dar ese golpe de efecto. No quiere enfadar a los fanáticos de las mascarillas ni tampoco dar un anuncio que considera que la dará rédito electoral, tal como informan fuentes del PSOE.
En la I Jornada de Turismo de Europapress se ha dejado caer algo que las aerolíneas llevaban tiempo exigiendo al Gobierno, pero sin éxito. Desde hace meses que el Gobierno sabe que especialmente en este sector se sienten atacados por la medida de las mascarillas. Solo les acompaña el transporte público y las farmacias, pero nadie entienden que se mantenga una obligación que ya pesa sobre todos los españoles en un contexto en el que ningún otro país de la zona mantiene esas obligaciones. Una vez más, España va a otro ritmo, pero Iberia ha sido el primero en hacer pública su crítica a un Ejecutivo que le ha cogido el gusto al uso obligatorio de la mascarilla en según qué espacios, aunque luego no tenga mucho sentido.
El Gobierno, por su parte, tiene una hoja de ruta que no ayuda a nadie. El uso obligatorio de la mascarilla se convirtió en un golpe de efecto que siempre acompañaba a los momentos electorales. La idea que sopesa el Ejecutivo es la de anunciar el fin de la obligatoriedad de las mascarillas para el final de invierno, en marco de 2023, en un punto en el que las elecciones autonómicas y municipales estarán a la vuelta de la esquina. El problema es que desde las compañías aéreas, que son conscientes de esta realidad, no ven bien que sus cuentas se vean afectadas porque el Gobierno haga cálculos electorales.
«España es el único país del mundo, además de China y alguno más, que mantiene esta normativa», ha insistido Cierco. «Aquí estamos con siete ministros, ninguno lleva mascarilla», mientras que «cuando nos subamos a un avión cualquiera desde, para y en España» será obligatorio «ponernos una mascarilla». Este mensaje ha sido muy aplaudido por muchos que entienden que el Ejecutivo se ha pasado de fecha con la obsesión que tanto han llevado a cabo.
LOS IMPUESTOS A LA AVIACIÓN DE IBERIA
El director corporativo de Iberia, Juan Cierco, ha admitido que los impuestos a la aviación por volar o usar queroseno provocarán un aumento del precio en los billetes de los clientes y que la aplicación de estos gravámenes puede no servir para reducir las emisiones de CO2.
Así lo ha manifestado en la mesa redonda ‘Retos del turismo en el ESG» del I Foro de Turismo organizado por Europa Press, en la que ha pedido la colaboración del Gobierno y la Unión Europea para invertir en la producción del combustible de aviación sostenible (SAF), ya que «hay pocas fábricas» en Europa.
Además, Cierco ha aprovechado la ocasión para pedir la eliminación de la mascarilla a bordo de los aviones. «Los clientes nos piden que presionemos al Gobierno para pedir que la mascarilla no sea obligatoria dentro de los vuelos», ha añadido. Entre las soluciones para reducir las emisiones, ha señalado que es necesario «mejorar en la intermodalidad», porque España tiene una de las mejores redes de tren de alta velocidad del mundo y las mejores terminales aeroportuarias como la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. En este sentido, ha destacado que el AVE tiene que llegar a la T4, lo que «supondría un ahorro del 20% en las emisiones». Así, ve en los fondos europeos una opción para invertir en el ahorro.