Una de las obsesiones de nuestro tiempo es la lucha contra el azúcar, aunque por otro lado no podemos evitar ser adictos a él. Así, estamos en continua contradicción y crisis, tira y afloja, echando mano de edulcorantes para no sentirnos tan mal. Pero es una obsesión que, a la luz de la ciencia es cada vez más justificable. Y es que parece uno de los grandes enemigos de la salud, fuente de muchos males. Eso lo sabe también el marketing, que inunda todo con productos bajos en azúcar y con múltiples opciones de edulcorantes sustitutivos. Veamos por qué no son tampoco la solución.
3HASTA EL DULZOR DE LOS EDULCORANTES PROVOCAN AUMENTO DE PESO
Quizá por eso, a pesar del aumento de los edulcorantes y la disminución del consumo de azúcar, no solo no han disminuido las tasas de obesidad y sobrepeso sino que han aumentado. Y es que el organismo reacciona con solo detectar dulzor.
Incluso aunque sean acalóricos, su consumo desencadena en el organismo un efecto similar, de tal modo que las papilas gustativas cuando detectan el dulzor estimulan la secreción de insulina y eso parece favorecer la ganancia de peso.