Lubina a la sal: el truco tradicional para que quede mejor que en los restaurantes

Viéndolo con perspectiva, hay muchísimos motivos para comer un pescado como es la lubina. Primero de todo, porque se trata de un pescado blanco. Es decir, uno que resulta fácil de digerir (perfecto para las personas con estómagos sensibles) y apenas engorda. Además, es una fuente natural de minerales beneficiosos para el organismo como el fósforo o el potasio, y de vitaminas y Omega 3. Pero todo esto nos daría un poco igual si no fuese porque recetas como la lubina a la sal están realmente deliciosas.

En realidad, se trata de platos bastante conocidos, que no requieren de grandes cocineros para realizarse en casa, pero que tienen sus truquillos. Algunos que no siempre se conocen, pero permiten que el resultado sea insuperable. Incluso mejor que en los restaurantes. Sigue nuestras recomendaciones, y verás como no te arrepientes.

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¿Con qué acompañar la receta de lubina a la sal?

Cómo transformar un bote de judías en una ensalada de verano

Existen principalmente dos opciones a la hora de hacer lubina al horno. La primera, una ensalada, como hemos comentado antes. Con una sencilla es suficiente. La segunda, unas patatas de cualquier tipo.

Eso sí, si se tiene un estómago delicado o se quiere adelgaza, la elección está clara: mejor la ensalada.

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