¿A quién le gusta un buen plato de huevos fritos con patatas? Es que no hay nada más clásico y más sencillo que dos huevos fritos bien crujientes y con una yema que cuando la rompes se expande por el plato creando un río naranja, con unas buenas patatas fritas cortadas a mano y con un dorado con más brillo que oro. La vieja confiable al que siempre acudimos tras un día eviterno de laburo y que necesitas llenarte la tripa sin estar horas cocinando. Por ello, te vamos a enseñar a dar un toque diferente a este plato castellano con una especia que todos tenemos en casa.
5CUARTO PASO: FREÍR LOS HUEVOS
Cuando tengamos las patatas bien fritas, las sacamos del aceite y las pasamos a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Como tenemos el aceite en su punto, aprovechamos para hacer los huevos fritos, parte fundamental para lograr un resultado de diez. Cascamos el huevo con mucho cuidado, lo echamos al aceite y dejamos que se cocine. Es clave que esté bien caliente el aceite para lograr la puntillita, es decir, el crujiente de la base del huevo frito. Antes de sacarlo echamos un poco de aceite por encima del huevo con una espátula para cerrar la yema y que no se nos rompa.