¿A quién le gusta un buen plato de huevos fritos con patatas? Es que no hay nada más clásico y más sencillo que dos huevos fritos bien crujientes y con una yema que cuando la rompes se expande por el plato creando un río naranja, con unas buenas patatas fritas cortadas a mano y con un dorado con más brillo que oro. La vieja confiable al que siempre acudimos tras un día eviterno de laburo y que necesitas llenarte la tripa sin estar horas cocinando. Por ello, te vamos a enseñar a dar un toque diferente a este plato castellano con una especia que todos tenemos en casa.
2PRIMER PASO: PELAR Y CORTAR LAS PATATAS
Antes de ponernos manos a la obra, tenemos que recordar que esta receta es extremadamente sencilla y que no se necesitan años de experiencia en la cocina o una estrella Michelín para lograr un resultado de diez en pocos minutos. Lo primero que tenemos que hacer es coger las patatas y limpiarlas bajo el chorro de agua. Acto seguido, con la ayuda de un pelador, retiramos la piel y cortamos las patatas en bastones de unos dos o tres milímetros de grosor para lograr el crujiente tan característico de las patatas fritas.