María Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, vive uno de los momentos más tensos de su vida política. No porque se hable de su hipotética candidatura para el Ayuntamiento de Madrid, que también, sino porque Volkswagen la ha metido en un aprieto que podría afectar a todo el Gobierno. La marca de coches alemana presiona con retirar una inversión de 10.000 millones y con no montar la fábrica de baterías de coches eléctricos en Sagunto (Valencia). La razón por la que el fabricante duda sobre si soltar o no el dinero es porque no tiene clara la resolución definitiva por parte del Ministerio de Industria del PERTE-VEC (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado). Reyes Maroto, que tiene la cabeza en Madrid desde hace meses, según detallan fuentes de Ferraz, se ve ahora envuelta en un problema de grandes proporciones. Pero en el PSOE esperan solucionarlo con más concesiones.
Volkswagen ha jugado fuerte. No quiere sorpresas y sobretodo saben que ahora es un momento perfecto para presionar a un Gobierno envuelto en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El Ejecutivo lo daba por hecho. Y Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, también. Esa fábrica de baterías de coche en Sagunto daría un soplo de aire fresco a la política económica socialista y convertiría la Comunidad Valenciana en un centro de referencia en la fabricación de automóviles (la fábrica de Sagunto se sumaría a la de Ford). El problema es que Volkswagen se ha vestido de partido político y ha entrado en la negociación de los PGE para conseguir que los fondos europeos Next Generation, que podrían conceder en torno a 390 millones de euros de ayudas para Volkswagen, entren en juego de la mano de María Reyes Maroto.
Es un duro golpe para el Gobierno, pero más para María Reyes Maroto. La ministra de Industria y Turismo hasta ahora solo tenía que preocuparse por su futuro político. El que estuviera en las quinielas para la candidatura del Ayuntamiento de Madrid la había envuelto en una dinámica absorbente que la había llevado a dejar de lado parte de sus competencias. El problema es que ahora su ministerio es el centro de todas las miradas porque saben que solo por ahí se podrá solucionar la pretensión de Volkswagen de invertir hasta 10.000 millones de euros en el país. Hasta Ximo Puig se ha apuntado a presionar a la ministra.
Es un duro golpe para el Gobierno, pero más para María Reyes Maroto
“Una vez se publique la resolución final del PERTE VEC, Seat, el Grupo Volkswagen y los 60 socios de Future: Fast Forward analizarán esta resolución y tomarán una decisión”, ha asegurado la marca alemana. De momento hay serias esperanzas en el Gobierno de que Volkswagen no reviente la campaña electoral de Ximo Puig, pero temen que no sea del todo satisfactorio el plan del Gobierno. La culpa ha recaído en María Reyes Maroto por una sencilla razón: el Ministerio de Industria ya acumula varios retrasos con la publicación de las asignaciones de ayudas del PERTE del vehículo eléctrico. Y también con todo lo que tenga que ver con los fondos europeos. No es fácil para la ministra, que además tiene que oír que su tiempo al frente de Industria se acaba, el abordar un asunto de Estado como este a la par que la sitúan en el Ayuntamiento de Madrid.
Este anuncio no ha venido nada bien al Gobierno porque además están envueltos en las negociaciones de los PGE. Todos piden dinero, pero es que ahora también las marcas amenazan con no invertir si el Ejecutivo no las tiene en cuenta para sus proyectos. Cierto es que Volkswagen es una de las marcas que más ha apostado por España a la hora de invertir grandes cantidades de dinero, pero nadie en el Ejecutivo se esperaba este golpe a pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas.
LA RIVAL DE ALMEIDA
Desde que en el PSOE se ha disparado el rumor de que Luis García Montero ha dicho que no será el candidato socialista en el Ayuntamiento de Madrid, María Reyes Maroto ha vuelto al centro de las apuestas. Se habla de más gente, pero lo cierto es que la que más papeletas tiene para bajar a la capital es la ministra de Industria, a la que el PSOE no encontraba ubicación desde hacía meses. Con todo esto, María Reyes Maroto ha tenido que lidiar con los paseos preelectorales junto a Juan Lobato y con las labores que le exige su ministerio. Y no ha sido fácil dado que desde Ferraz llevaban tiempo comunicándole que estuviera atenta y preparada para dar el salto.