La Rioja ha vuelto a convertirse en un grave problema para el Partido Popular, desangrado en la tierra que gobernó de forma ininterrumpida entre 1995 y 2019, y para la secretaria general Cuca Gamarra, que soñó con presidir su tierra.
Si en 2018 unas primarias abrieron a partido en canal, ya que el presidente autonómico José Ignacio Ceniceros venció por sorpresa a la alcaldesa logroñesa Cuca Gamarra por un estrecho margen de votos, en 2022 la decisión de Génova 13 de esquivar un Congreso regional para evitar un cara a cara podría resultar contraproducente.
CUCA GAMARRA, DE DERROTA EN DERROTA
A priori, los parlamentarios Alberto Bretón y Alfonso Domínguez (apoyado por Ceniceros) iban a chocar en primarias. Para evitarlo, Carlos Cuevas intentaba cocinar una tercera vía con la que intentaba recabar las simpatías de Gamarra.
Esta, de derrota en derrota (perdió las primarias de 2018 y apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría), ha acabado convertida en secretaria general a nivel estatal gracias a Pablo Casado (que la escogió como símbolo de integración del ‘sorayismo’) y Alberto Núñez Feijóo (que necesitaba una cara ‘casadista’ para evitar proyectar una señal de revolución interna).
DEDAZO
El Congreso del PP riojano finalmente no se celebrará en 2022 tras la decisión de Génova 13 de aplazar primarias y escoger vía ‘decreto’ a su candidato autonómico, Gonzalo Capellán, exconsejero de Educación y exdelfín del eterno expresidente regional Pedro Sanz.
Domínguez y Cuevas han aceptado la solución promovida por el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo, que ve con pesar el amago de rebelión promovido por Alberto Bretón, cuyos partidarios denuncian la falta de democracia interna del partido que lidera la oposición en La Rioja y España.
Elías Bendodo ha salido al quite asegurando que Capellán es «un candidato ganador» y este se aferra al apoyo unánime del Comité Ejecutivo Regional del PP a su nombramiento para ahuyentar el runrún sobre el dedazo.
A nadie del PP ha sorprendido el regreso de Capellán al tablero político, ya que este mismo año declaraba en El Correo que no se arrepentía de su pasado político: «Volvería a hacerlo, sin duda. Es muy fácil arreglar desde un despacho la Universidad o las cosas desde una tertulia. Pero también hay que comprometerse como ciudadanos y dar un paso para entrar en la gestión, con la mejor de las intenciones, con tus desaciertos y tus desaciertos».
«Es un compromiso ciudadano que está bien, porque luego nos quejamos de la política. Nadie quiere entrar en ella pero decide muchas cosas importantes en nuestra vida. Cuanto peor reputación tenga, peores políticos tendremos. Es un campo donde la gente profesional debería poder desarrollar sus conocimientos», añadía.
ENFADO DE BRETÓN
Bretón convocó hace unos días en Nájera a más de un centenar de cargos públicos y afiliados del PP. El sector crítico consensuó un comunicado en el que pidieron realizar un Congreso regional para «transmitir imagen de unidad, fuerza y confianza».
«Sería un error que nuestro liderazgo sea designado de manera directa por la dirección nacional sin tener en cuenta la opinión ni la participación de los afiliados», lamentando que se fije la idea que que «nuestro candidato ha sido elegido a dedo desde un despacho en Madrid».
«El mejor apoyo para un candidato es ser refrendado en un congreso por todos los afiliados y cargos públicos del partido. Esa es la mejor imagen de unidad desde la que construir una verdadera alternativa de gobierno. Con una buena gestión posterior, la victoria de nuestro partido está asegurada», añaden.
Es por ello que le pidieron a la dirección nacional que «trabaje para celebrar próximamente un congreso regional que sirva para transmitir imagen de unidad, fuerza y confianza. Hagamos las cosas bien para salir más unidos y preparados que nunca».
En el PSOE intentarán aprovechar estas batallas internas para que la presidenta regional Concha Andreu se mantenga en el cargo a pesar de la multitud de problemas que ha tenido tanto en el Gobierno (ya que ha cesado a 6 de los 9 consejeros que eligió en 2019) como en el partido (tras su guerra con su mano derecha Francisco Ocón).
Santos Cerdán intentó rebajar el pasado año los conflictos internos al ofrecer un puesto en el Senado a Ocón, que rechazó el envite y prefirió mantenerse como parlamentario riojano a pesar de haber sido destituido como consejero de Gobernanza por Andreu.