Como si de un dueto de reguetoneros se tratara, las figuras de los fundadores de Podemos, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, trabajan arduamente por vender sus ideas más progresistas en los países de América Latina que han dado un giro hacia la izquierda, con gobiernos socialistas, de esos a los que les encanta vender a sus votantes las ideas del bienestar social a cambio de sacrificar libertades, y en los que ellos ofrecen sus «asesorías». El más reciente territorio a conquistar ha sido Chile.
A Monedero le brillaron los ojos con los triunfos de Gustavo Petro, en Colombia y Luiz Inacio «Lula» Da Silva en la primera vuelta de las elecciones en Brasil, pero su «partner in crime», Iglesias sabe que donde más oportunidades hay en este momento es con Gabriel Boric, que ya casi tiene un año instalado como presidente de Chile, en el palacio de La Moneda.
La estrategia de los socialistas está cantada: vender su «exitoso» proyecto político, cuya mayo hazaña fue el 15M que le dio paso a la creación de Podemos, como partido, tras la manifestación de 2014. A esas alturas ya estos dos líderes políticos habían recorrido un largo camino como «asesores» políticos del chavismo en Venezuela.
Pablo Iglesias participó hace tres semanas en un foro sobre Comunicación conflictos políticos, organizado por la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Hasta allá fue a victimizar, una vez, a la izquierda en el mundo y a ponerla como víctima de los medios de comunicación. De hecho, ha pretendido vender la idea de estatizar a los medios de comunicación, sugiriendo que un tercio deberían estar en manos del Estado, otro tercio en manos de los ciudadanos y el tercio restante en manos de los empresarios.
Esa fue la segunda visita que hizo el exvicepresidente Iglesias al país suramericano desde que Gabriel Boric llegara al poder y, obviamente, la movida ha seguido enfocada en tratar de colarse como uno de los asesores del Gobierno chileno, bajo el slogan de que ahora que la izquierda a llegado al poder, es el momento de trazar líneas de acción que los lleven a quedarse todo lo que sea posible, pues saben los réditos políticos y económicos que ello le puede suponer a su organización política, pues ya con Venezuela hicieron el experimento y les resultó provechoso.
Ya desde que Boric llegó al poder en Chile, la «parejita» socialista comenzó a tantear el terreno, con tímidos acercamientos a través de las redes sociales, porque, en el caso de Iglesias, tiene en común con el mandatario chileno que pertenecen a la misma generación de políticos y, de hecho, en 2016, en pleno apogeo de Podemos en España, el mandatario chileno viajó hasta el país para ser recibido por Iglesias.
Antes del viaje de Pablo Iglesias, a comienzo del mismo mes de septiembre, aterrizó por aquellos lares Juan Carlos Monedero, quien organizó todo para cruzar el Atlántico y llegar a Chile el fin de semana que se celebró el referendo que buscaba aprobar una nueva constitución en el país suramericano, cuyo 62% de los votantes rechazó la propuesta impulsada por el mandatario de izquierda.
Por los días del referendo a Monedero no le quedó otra que rehacer sus maletas y regresarse a España, porque como no hubo triunfo de la izquierda, no pudo establecer los contactos que buscaba, pues la meta en Llegar al Palacio de La Moneda, como lo hizo en el de Miraflores, donde se enquistó con el difunto dictador venezolano, Hugo Chávez, a quién sirvió de «asesor» durante por lo menos cinco años.
Los estrategas de Podemos saben que el próximo año habrá elecciones municipales y autonómicas en el país y que hay que buscar financiamiento para el partido, pero también financiamiento propio y están muy consientes de que el discurso de la confrontación contra los medios de comunicación, la derecha y el resentimiento social les pueden dejar buenos dividendos, provenientes de los gobiernos de la izquierda latinoamericana.
Ya no es la espada de Simón Bolívar la que recorre América Latina, sino este par de personajes, al mejor estilo del «Dúo de la historia», que van de país en país vendiendo su discurso socialista, sin poder sumarse ninguna medalla de peso, más que el haberse metido en el Gobierno de Pedro Sánchez, para poder darle el poder al líder del PSOE, pero asimismo saben que sus influencias se acabarán en cuanto termine esta legislatura, por lo que están aprovechando los últimos meses antes de salir del Gobierno, para poder acomodarse como asesores en cualquiera de los países de América Latina que tienen gobernantes que simpatizan con los movimientos de izquierda.
La próxima cita con ese lado del mundo lo tendrán el 30 de octubre cuando se celebrará la segunda vuelta de las elecciones en Brasil y donde se supone que obtendrá la victoria el líder del Partido de los trabajadores, el ex presidente Luiz Inacio «Lula» Da Silva.