La guerra interna de Vox ha llevado al «ala dura» del partido a tomar el control. Santiago Abascal está siguiendo fielmente la estrategia de Pilar Llop de envasarse al vacío para que nadie altere el producto antes de las elecciones. Jorge Buxadé ha conseguido hacerse con el control interno de la formación e Iván Espinosa de los Monteros ve, relativamente sobrepasado, cómo las vergüenzas internas del partido se filtran por doquier. Y todo por la salida abrupta de Macarena Olona. Con todo esto, en Vox empiezan a clamar por un liderazgo moderado, con oratoria y capaz de gestionar una formación en horas bajas. E Iván Espinosa de los Monteros lo representa, pese a que ahora ha perdido un poco las riendas del partido.
Nunca antes en Vox se habían visto envueltos en una situación política como la actual. Javier Ortega Smith tomó el control del partido hasta tal punto que muchos no vieron las consecuencias que ello podía tener. Se dieron cuenta tarde, con la salida de Macarena Olona y con la decisión de enviarla a Andalucía. Pero cuando miraron hacia dentro, vieron que Vox se había convertido en un auténtico polvorín y que esa «lealtad» de la que tanto presumían había estallado por los aires. La crisis no es solo por cómo se han gestionado las cosas a nivel interno, sino también por el hecho de que la salida de Olona ha dejado los asuntos del partido completamente patas arribas. Y ya crece dentro de Vox un clamor porque Espinosa de los Monteros coja las riendas de la formación y deje de estar escondido.
Iván Espinosa de los Monteros siempre se ha mantenido en un lugar discreto
Espinosa de los Monteros siempre ha sido uno de los referentes de Vox hasta el punto de que no hay militante de la formación que no piense que es él quien lleva las riendas. El problema, apuntan fuentes de Vox, es que el portavoz no quiere asumir más responsabilidades de cara a la galería. Abascal siempre ha sido la imagen de la formación y los demás altos mandos del partido habían obrado bien a la hora de cubrir algunos asuntos concretos. Si no era Ortega Smith, era Jorge Buxadé o Hermann Tertsch. Y si no era ninguno de estos, Macarena Olona era la que acaparaba todos los focos. Iván Espinosa de los Monteros siempre se ha mantenido en un lugar discreto que ya «harta» a más de uno en el partido. La presión porque el portavoz asuma un papel más activo en Vox crece. Y Espinosa de los Monteros es consciente de ello.
Pese a que muchos dentro del partido acusan a Espinosa de los Monteros de haber enviado a Macarena Olona a Andalucía, lo que fue el principio de la caída de la mejor activo de Vox, lo cierto es que en estos momentos su nombre ha salido en más de una ocasión. Que Jorge Buxadé haya cogido protagonismo a nivel interno ha disparado las alarmas. Las acusaciones de que el ala dura de Vox se ha hecho con el control de la formación ha disparado el miedo de quienes buscaban un partido de derechas sin complejos, pero sin radicalismos. Solo Espinosa de los Monteros genera la suficiente tranquilidad a nivel interno como para tomar las riendas de la formación, dado que a Abascal le ven como un político envasado al vacío a la espera de desempaquetarse en las elecciones generales, y no antes.
Iván Espinosa de los Monteros ha demostrado en más de una ocasión su capacidad de oratoria, su liderazgo interno y su actitud moderada a la hora de tratar temas escabrosos como la inmigración ilegal. Ha mantenido a Vox en un punto ideológicos sin complejos que permitía a la formación entrar en cualquier debate sin dejar que se le vieran las costuras más radicales. Con Buxadé al mando, el miedo se ha apoderado de algunas bases que además ven cómo paso a paso el partido de Macarena Olona podría tomar forma.
Sobre el porqué, hay dudas. Nadie entiende que Iván Espinosa de los Monteros se quiera mantener en un segundo plano. Y más ahora que la sensación de que Vox se desintegra se ha disparado en la formación. Tanto en las bases como a niveles políticos. La salida de Ortega Smith ha dejado de manifiesto que no hay nadie que haya tenido la capacidad de gestionar «bien» a nivel interno los problemas de la formación. Pero con Ortega Smith fuera y con Ignacio Garriga como el hombre de paja de Buxadé al frente de la formación se han disparado las alarmas y el clamor porque Iván adquiera más protagonismo en Vox.