La sensación en el PSOE de que Pedro Sánchez está perdiendo el control del partido es cada vez más general. Que ahora el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, se haya sumado a las comunidades rebeldes que no obedecen las directrices de Moncloa ha hecho tambalearse las bases de la formación. Primero fue el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el que escenificó su rechazo al Ejecutivo. Después, el presidente de Aragón y el de Extremadura, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara, siguieron la estela de Page. Y ahora ha sido Ximo Puig el que se ha negado a mantener la presión impositiva en su comunidad ante la estrategia del Partido Popular en otras autonomías como Andalucía, la Comunidad de Madrid o Galicia. Y en el PSOE están en una posición tensa dado que nadie se esperaba que el barón más leal se desmarcase de la política fiscal del Gobierno.
Para Ximo Puig es una cuestión de supervivencia. Le ha dado la razón al expresidente del Gobierno José María Aznar, pero ha conseguido bajar los impuestos a las rentas inferiores a 60.000 euros brutos anuales. Esta decisión, sin embargo, ha tenido duras consecuencias a nivel interno en el partido porque se dispara la sensación de que el presidente del Gobierno pierde el control de los suyos. Fuentes del PSOE recuerdan que solo han vivido una situación así cuando Susana Díaz intentó tumbar a Pedro Sánchez con el apoyo de otros barones, aunque el tiempo acabó por dar la razón al actual presidente.
El problema es que el PSOE no solo afronta un escenario electoral desolador en las elecciones autonómicas, sino que con la salida de Ximo Puig del núcleo duro del presidente no quedará ni un solo barón en el país que siga las directrices de Ferraz. El aislamiento de Pedro Sánchez en la Moncloa y la necesidad de legislar desde un despacho en la capital sin tener gestos con otros barones ha dejado un PSOE en guerra. Tampoco ayudan las malas previsiones electorales del partido ni el hecho de que el futuro «éxito» de Pedro Sánchez se fíe a unas filtraciones sobre el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo. La sensación en Ferraz es muy similar a la que vivieron entonces cuando la presidenta de Andalucía quiso arrebatar la presidencia del partido a Pedro. Nadie le apoya, ni Ximo.
La razón por la que Ximo ha decidido montárselo por libre tiene que ver con una discusión que mantuvo con el Gobierno a cuenta de las reacciones que mantuvieron los ministros ante los anuncios de los presidentes autonómicos de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, de Galicia, Alfonso Rueda, y de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de que bajarían los impuestos. Fuentes del PSOE detallan que Ximo Puig llamó al Gobierno para exigir que se tomaran medidas contra estas comunidades y se les restara parte del dinero que reciben del Fondo de Liquidez Autonómica. Sin embargo, el Gobierno no respondió como Ximo esperaba y no dejaron claro qué medidas se tomarían contra lo que Puig considera competencia desleal y dumping fiscal.
Tras esta respuesta, Ximo anunció directamente la bajada de impuestos. Y el Gobierno hizo lo propio dejando claro el malestar que había generado por ir por libre. En cualquier caso, la lealtad a Pedro Sánchez adolece desde que los resultados electorales se han desinflado. El PSOE de Page coge fuerza mientras que los demás barones se organizan para desobedecer las directrices partidistas que llegan desde Moncloa. El rechazo de Ximo ha dejado en una posición muy delicada al Gobierno porque ve que nadie obedece las órdenes que llegan desde el Gobierno. Ni siquiera los más leales como Ximo que ven cómo sus palabras no resuenan en el despacho del presidente.
XIMO SE SUMA AL DUMPING
El Partido Popular está en campaña y con las ganas de llevárselo todo, por lo que está afilando los cuchillos, con las mejores tácticas y estrategias que lo consoliden como el gran ganador de las elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán en el país en mayo del próximo año y que le allanarán el camino para coronar a Alberto Núñez Feijoo en las generales.
El primer gran zarpazo de los populares ha sido prepararse un dumping fiscal en las principales Comunidades Autónomas, para tratar contentar al electorado y atraer inversión de otras regiones. El camino lo abrió Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, y le ha seguido el también triunfador Juan Manuel Moreno Bonilla, que desde Andalucía se marcó la primera movida al anunciar que eliminaría el impuesto al patrimonio económico en su región.
A esta seguidilla se sumó Fernando López Miras, de la Comunidad de Murcia, que anunció una rebaja del 4,1% del Impuesto Sobre las Rentas de las Personas Físicas (IRPF) y la eliminación del impuesto de Patrimonio.