La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, está al borde del colapso. Tanto es así, que fuentes del Gobierno aseguran que Moncloa exigió que fuera «otro» quien defendiera ayer el decreto de ahorro energético tan polémico del Ejecutivo. Su mal carácter ha convertido el ministerio en un entorno hostil, pero lo cierto es que a nivel personal Ribera está absolutamente «sobrepasada» y «desgastada», según las fuentes, por la crisis energética, algo que no es ajeno para Moncloa. La socialista se ha quedado sin ideas; y entre vaciados de embalses y quemas de carbón ha llegado a un punto en el que Moncloa se niega a que ella dé la cara. Las constantes críticas, los pocos apoyos internos y la sensación de que esa transición ecológica se ha convertido en una «supervivencia energética» han dejado una Ribera lo suficientemente tocada como para que salga en la próxima crisis de Gobierno que fuentes internas de Moncloa fechan en enero de 2023.
La imagen de ayer no pasó desapercibida para la oposición. Que fuera Raquel Sánchez, la titular del Ministerio de Transportes, y no Teresa Ribera quien defendiera ante los demás partidos las medidas del decreto de ahorro energético avergonzó a más de uno y dejó en evidencia que la vicepresidenta no está en condiciones de dar la cara. Ya le quitaron el Twitter cuando se enfrentaba a otros compañeros del Congreso sin venir a cuento. Pero ahora directamente le han impedido dar la cara ante un decreto que debía ser defendido por ella.
Hoy se debate el Real Decreto de ahorro energético y la ministra @Teresaribera se esconde (no levanta la cabeza).
Lo defiende la ministra de transportes porque Ribera no quiere rendir cuentas sobre unas medidas que arruinan a los españoles. pic.twitter.com/csdvEe5N3A
— José Ángel Alonso (@JAngelVillalon) August 25, 2022
En Moncloa son conscientes de la realidad que rodea el Ministerio de Transición Ecológica. No son pocos los que han salido de estas dependencias por fuertes discusiones con la ministra. El mal carácter de Ribera es conocido por todos. Y sus intentos de hacer lobby interno junto a su marino, Mariano Bacigalupo (consejero de la CNMC) no es que precisamente hayan ayudado a mejorar la imagen de la socialista más señalada por el Gobierno. Pero el que ayer Moncloa le dijera a la ministra que no diera la cara con el decreto de ahorro energético ha sido uno de los síntomas más lapidarios de Ribera. La dirigente está tocada y saldrá del Gobierno tan pronto como la crisis de Gobierno haga acto de presencia.
Teresa Ribera ha roto las relaciones con todos los pesos pesados de Moncloa, desde Félix Bolaños, ministro de la Presidencia de Gobierno, hasta el propio Pedro Sánchez. Ahora mismo Ribera es una «apestada» dentro del Ejecutivo con la que solo tratan temas profesionales a la espera de que su cese en la crisis de Gobierno ayude a las expectativas electorales del PSOE, por los suelos desde hace meses. La sensación de que la vicepresidenta no ha sido capaz de afrontar los problemas energéticos del país con imaginación, soltura e ingenio son vox populi, empezando por el hecho de que Ribera se ha puesto a quemar carbón como no se había hecho en décadas para intentar paliar las necesidades energéticas del país.
Teresa Ribera tiene, además, otro elemento que pesa sobre su perfil político. La presencia de su marido en la CNMC y el lobby que ha ejercido con el argentino con muy poca discreción no ha pasado desapercibido para Moncloa. Ahora mismo, y dadas las consecuencias que ha tenido para el Gobierno este decreto de ahorro energético, el PSOE considera que su cese será uno de los más acertados para lavar la imagen de este Gobierno. Aún quedan meses por delante, pero Sánchez ya ha dado los primeros indicios de que quiere fuera a Teresa Ribera. Y quitarle la posibilidad de hablar y defender el decreto ante todos los partidos de la oposición. Ha sido la ministra de Transportes la que ha defendido que el aire acondicionado a 27º está genial en un país que supera los 40º en verano con cierta facilidad.