Con el calor del verano parece que lo natural es refrescarse con un vaso de agua bien fría, directamente de la nevera o con mucho hielo. Desde luego, hidratarse con agua es fundamental para darle al organismo el líquido que necesita para funcionar adecuadamente y, entre otras cosas, evitar problemas graves como el golpe de calor. Pero también conviene seguir una serie de precauciones para consumir este líquido de la forma correcta, y que no afecte negativamente a la salud.
5MÁS RIESGO DE DESHIDRATACIÓN
Pero beber agua muy fría aún puede provocar más problemas. Puede parecer contradictorio, pero tomar este líquido a temperaturas muy bajas puede llegar a provocar deshidratación. ¿Por qué? Porque el organismo no es capaz de absorberla correctamente. No se va a producir una deshidratación grave, pero sí se pueden experimentar algunos síntomas asociados como irritabilidad, falta de concentración o cansancio.