Al dictador venezolano, Nicolás Maduro, la invasión de Rusia a Ucrania le ha caído como anillo al dedo. Las movidas bélicas de Vladimir Putin han vuelto a poner a Venezuela en el radar de los países, por el interés en el petróleo del país caribeño y eso es lo que precisamente está evaluando el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, quien a pesar de no reconocer a Maduro como presidente, ahora coquetea con la idea de volver a comprarle el crudo.
La idea del Ejecutivo es volver a buscar en Venezuela el crudo que dejó de llegar al país desde 2020, cuando comenzaron a surgir las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra funcionarios del régimen venezolano y las instituciones del Estado, entre ellas la estatal Petróleos de Venezuela.
Sin embargo, para esa época, nadie contemplaba la idea de que Rusia invadiera Ucrania y que ello traería una crisis energética que obligaría a los países occidentales a replantearse opciones alternas, como la de flexibilizar las sanciones contra Venezuela y retomar las negociaciones de los hidrocarburos.
La excusa que utilizan dentro del Ejecutivo, como la han utilizado también en el área judicial, es que, efectivamente, Pedro Sánchez no reconoce a Nicolás Maduro como el presidente de Venezuela, pero que las demás instituciones de ese país sí son reconocidas, sobre todo cuando de negocios se trata, y es por ello que no suena tan descabellada la opción de retomar una eventual negociación para que el crudo venezolano llegue nuevamente al viejo continente.
Sánchez solo se prepara para enfrenar el invierno, porque a esta fecha nadie es capaz de precisar cuánto más podrá extenderse la invasión a Ucrania, ni los cambios que podría decidir Rusia en su política energética en relación con Europa, por lo que
El detalle está en que Venezuela podrá tener las reservas de petróleos más grande del planeta, pero las erradas políticas de los últimos 20 años han desmantelado la industria petrolera de ese país, al punto de que en este momento, solo producen 707 mil barriles diarios, de acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), cuando en un momento esta industria pudo llegar a producir 3.2 millones de barriles diarios, pero el aparato chavista acabó con esta industria de la misma manera que acabaron con todo el aparato productivo de Venezuela.
Para la época en España dejó de comprarle el petróleo a Venezuela, tuvo que buscar suplir esta carga con mercados internacionales y encontró un proveedor en Estados Unidos, país que desde hace un par de meses también ha buscado la alternativa para retomar el mercado y flexibilizar el envío de crudo venezolanos a los mercados internacionales, de la mano de Repsol. También se apoyó del mercado mexicano y de Nigeria para completar la cuota que faltaba tras la ruptura de los negocios con Venezuela.
Al final, Pedro Sánchez logró mejorar las relaciones con el presidente norteamericano Joe Biden y con este acercamiento y con la bendición de Estados Unidos, el Ejecutivo está listo para comenzar a traer crudo, sin que a estas alturas tengan mucha importancia las sanciones que la potencia norteamericana había impuesto al régimen madurista.
De hecho, se esperaba que ya a partir de julio Repsol comenzara a importar petróleo y gas desde el país caribeño, siempre con el argumento de que hay que buscar alternativas a la situación generada por Vladimir Putin y su invasión a Ucrania, pues todo parece indicar que solo es cuestión de meses para que Rusia decida cortar por completo en suministro de gas a Europa y los costos del crudo ruso seguirán siendo elevados, pues las sanciones impuestas a este país también han afectado al mercado internacional.
En este momento lo que más preocupa al Ejecutivo es el haber reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, pues aunque Nicolás Maduro no está en condiciones de negarse a vender su crudo, porque el país sigue con una crisis económica importante, ese movimiento político de Sánchez podría ser una piedra de tranca y lo más seguro es que el dictador venezolano obligue a las autoridades españolas a reconocerle para cerrar cualquier tipo de acuerdo comercial que traiga de vuelta el crudo hasta Europa.
Ante toda esta situación, los mayores beneficios serían para Repsol, pues la compañía española tiene un alto porcentaje de las compañías mixtas de la Corporación Venezolana de Petróleos y Petróleos de Venezuela, por lo que retomar el mercado supondría retomar los ingresos para la petrolera; ingresos que durante los últimos años se vieron completamente mermados.
El hecho de que Estados Unidos exima a las compañías norteamericanas y europeas de las sanciones impuestas contra el régimen de Nicolás Maduro, definitivamente le da un giro a todo el panorama de España y en especial de Repsol, que ya podrá explotar e importar crudo venezolano para surtir el mercado local, lo que tendrá un impacto en la economía local.