Todos conocemos y hemos usado o al menos hojeado la Guía Michelin, sobre todo en los tiempos en los que se vendían más en papel, junto con los mapas. También estamos familiarizado con las estrellas Michelin y soñamos con acudir o que nos inviten a uno de esos restaurantes. Para conseguir esos reconocimientos, unos inspectores y críticos tienen que actualizar datos, calidad, etc. de cada establecimiento, pero como en otros órdenes, para que todo sea ecuánime y verídico, el dueño del negocio y los empleados no deben de saberlo. Si no fuera así, sería una performance puntual para deslumbrar y entrar en el selecto club. Veamos cómo hacen pues para que no les reconozcan ni sospechen que ese cliente es en realidad el que marcará parte de su futuro y prestigio.
6OTRO TRUCO MÁS PARA NO SER DESCUBIERTOS
La Guía Michelin usa otras tretas para que no descubran a sus inspectores. Por ejemplo, intercambiarlos en diferentes países. El entrevistado por Forbes lo explica: «Validar un restaurante en un nivel de dos o tres estrellas generalmente requiere visitas adicionales de otros inspectores de otras regiones, quienes aportarán conocimientos especiales a la discusión. Tenemos inspectores que se especializan en cocina coreana, por ejemplo. Un inspector de Corea puede viajar a Nueva York para validar las estrellas de los restaurantes en esta categoría, y también podemos enviar a ciertos inspectores a Corea para avanzar en su comprensión de la cocina local».