Todos conocemos y hemos usado o al menos hojeado la Guía Michelin, sobre todo en los tiempos en los que se vendían más en papel, junto con los mapas. También estamos familiarizado con las estrellas Michelin y soñamos con acudir o que nos inviten a uno de esos restaurantes. Para conseguir esos reconocimientos, unos inspectores y críticos tienen que actualizar datos, calidad, etc. de cada establecimiento, pero como en otros órdenes, para que todo sea ecuánime y verídico, el dueño del negocio y los empleados no deben de saberlo. Si no fuera así, sería una performance puntual para deslumbrar y entrar en el selecto club. Veamos cómo hacen pues para que no les reconozcan ni sospechen que ese cliente es en realidad el que marcará parte de su futuro y prestigio.
5EL MODUS OPERANDI DEL INSPECTOR DE LA GUÍA MICHELIN
Todos hacen lo mismo. Cada uno viaja tres de cada cuatro semanas y cada noche se alojan en un hotel distinto. Por supuesto, comen y cenan fuera a diario, con lo que el final del año suman experiencias en unos 240 restaurantes diferentes y pueden recorrer hasta 30.000 kilómetros.
¿Pueden ir acompañados para pasar más desapercibidos o van solos? Es una pregunta recurrente, ya que es menos frecuente ver a personas solas reservar para comer y menos cenar. Depende, pero si van con alguien la Guía Michelin no paga esa cuenta, solo la del inspector. El acompañante corre con esos gastos.