Todos conocemos y hemos usado o al menos hojeado la Guía Michelin, sobre todo en los tiempos en los que se vendían más en papel, junto con los mapas. También estamos familiarizado con las estrellas Michelin y soñamos con acudir o que nos inviten a uno de esos restaurantes. Para conseguir esos reconocimientos, unos inspectores y críticos tienen que actualizar datos, calidad, etc. de cada establecimiento, pero como en otros órdenes, para que todo sea ecuánime y verídico, el dueño del negocio y los empleados no deben de saberlo. Si no fuera así, sería una performance puntual para deslumbrar y entrar en el selecto club. Veamos cómo hacen pues para que no les reconozcan ni sospechen que ese cliente es en realidad el que marcará parte de su futuro y prestigio.
3SU TRABAJO PARA LA GUÍA MICHELIN
Por supuesto lo primero que hacen es realizar una reserva, pero deben de estar muy atentos porque si tienen la más mínima sospecha de su verdadera identidad, cancela la reserva y será otro compañero el que, un tiempo después, haga la visita.
Obviamente los entre 90 y 120 inspectores con los que cuenta la Guía Michelin en 30 países utilizan nombres e identidades falsos y nadie sabe de su ocupación, ya que cualquier mínimo despiste echaría al traste su trabajo.