domingo, 24 noviembre 2024

La OMS pide intensificar las medidas para mejorar la atención a la salud mental en el mundo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe en el que insta a los gobiernos de los distintos países a intensificar las medidas para mejorar la atención a la salud mental, así como cambiar la percepción que hay sobre la misma. Las cifras son alarmantes: en 2019, casi mil millones de personas, incluido el 14 por ciento de los adolescentes del mundo, vivían con un trastorno mental, el suicidio representó más de 1 de cada 100 muertes y en el 58 por ciento de los mismos ocurrieron antes de los 50 años.

Por otro lado, los trastornos mentales son la principal causa de discapacidad, y las personas que lo sufren tienen unos 10 o 20 años menos de esperanza de vida que la población sana. En este sentido, la OMS ha avisado de que las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, la guerra y la crisis climática se encuentran entre las amenazas globales para la salud mental. De hecho, la depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25 por ciento solo en el primer año de la pandemia .

«El estigma, la discriminación y las violaciones de los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental están generalizados en las comunidades y los sistemas de atención de todo el mundo, y 20 países todavía penalizan el intento de suicidio. En todos los países, son los más pobres y los más desfavorecidos de la sociedad los que corren mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental y los que también tienen menos probabilidades de recibir servicios adecuados», ha señalado el organismo de Naciones Unidas.

Incluso antes de la pandemia de COVID-19, solo una pequeña fracción de las personas necesitadas tenía acceso a una atención de salud mental eficaz, asequible y de calidad. Por ejemplo, el 71 por ciento de las personas con psicosis en todo el mundo no reciben servicios de salud mental.

«Para la depresión, las brechas en la cobertura de servicios son amplias en todos los países: incluso en países de ingresos altos, solo un tercio de las personas con depresión reciben atención de salud mental formal y se estima que el tratamiento mínimamente adecuado para la depresión oscila entre el 23 por ciento en países de ingresos altos al tres por ciento en los países de ingresos bajos y medianos bajos», ha detallado la OMS.

LO QUE HAY QUE HACER

Basándose en la evidencia más reciente disponible, mostrando ejemplos de buenas prácticas y expresando la experiencia vivida de las personas, el informe integral de la OMS dice los motivos y dónde es más necesario el cambio y cómo se puede lograr mejor. Al mismo tiempo, hace un llamamiento a todas las partes interesadas a trabajar juntas para profundizar en el valor y en el compromiso otorgado a la salud mental, remodelar los entornos que influyen en la salud mental y fortalecer los sistemas que cuidan la salud mental de las personas.

«La vida de todos toca a alguien con una condición de salud mental. Una buena salud mental se traduce en una buena salud física y este nuevo informe presenta un caso convincente para el cambio. Los vínculos inextricables entre la salud mental y la salud pública, los derechos humanos y el desarrollo socioeconómico significan que la transformación de las políticas y prácticas en salud mental puede generar beneficios reales y sustantivos para las personas, las comunidades y los países de todo el mundo. La inversión en salud mental es una inversión en una vida y un futuro mejores para todos», ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En concreto, en el informe se insta a los países a acelerar la implementación del Plan de acción integral de salud mental 2013-2030 y recomienda intensificar las inversiones en salud mental, no solo mediante la obtención de fondos y recursos humanos apropiados en la salud y otros sectores para satisfacer las necesidades de salud mental, sino también a través de un liderazgo comprometido, aplicando políticas y prácticas basadas en evidencia y estableciendo sistemas sólidos de información y monitoreo.

También aboga por reformar los entornos que influyen en la salud mental, incluidos los hogares, las comunidades, las escuelas, los lugares de trabajo, los servicios de atención médica y los entornos naturales; y fortalecer la atención de la salud mental.

«Hay que construir redes comunitarias de servicios interconectados que se alejen de la atención de custodia en hospitales psiquiátricos y cubran un espectro de atención y apoyo a través de una combinación de servicios de salud mental que están integrados en la atención médica general; servicios comunitarios de salud mental; y servicios más allá del sector de la salud», ha señalado la OMS en el informe.