Cuando pensamos una piscina, pensamos en su agua dulce. Efectivamente, la mayoría se llena de agua con cloro y otros productos químicos para mantenerla libre de gérmenes. Estos tratamientos implican un mantenimiento muy cuidadoso del agua, para evitar que se eche a perder y que se convierta en un foco de infecciones de todo tipo. Sin embargo, cada vez son más las personas que deciden pasarse al agua salada para sus piscinas y despedirse del cloro.
4LA CLAVE ESTÁ EN EL CLORADOR DE AGUA SALADA
Antes de cambiar la química del agua para transformarla en salada, es aconsejable medir los elementos más importantes del agua en este orden: Cloro, alcalinidad, pH, estabilizador, dureza del calcio y metales. Además, hay que adquirir un clorador de agua salada, un aparato que trasladaba corriente eléctrica a través del agua salinizada y es capaz de provocar una reacción química por medio de un proceso de electrólisis. Es decir: crea cloro empleando las moléculas de la sal. El clorador es imprescindible, por lo que puede ser necesario el asesoramiento de un especialista.
