El 3% de la población española padecerá epilepsia en algún momento de su vida, además se estima que en España, más de 400.000 personas padecen actualmente esta enfermedad y más de 100.000 pacientes no responden correctamente a los tratamientos disponibles, según los datos publicados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), con motivo del Día Nacional de la Epilepsia, una fecha que desde el año 2006 se conmemora en España con el objetivo de fomentar la concienciación sobre esta enfermedad neurológica.
La epilepsia es una alteración cerebral caracterizada por la predisposición para generar crisis epilépticas, con consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales. Es además una de las enfermedades neurológicas más prevalentes: es el trastorno neurológico más frecuente en niños y la tercera enfermedad neurológica más prevalente en personas mayores.
«Son muchos los estudios que apuntan a que, en los últimos años, está aumentando la prevalencia de esta enfermedad, debido al envejecimiento de la población. La edad, unida al aumento de otras enfermedades que pueden ser causa de epilepsia, como tumores, ictus o demencia, es un factor que incrementa el riesgo para desarrollar esta enfermedad y, a medida que la edad media de la población está aumentando, igual lo hace su prevalencia. Actualmente en España se diagnostican unos 20.000 nuevos casos cada año e irá en aumento, ya que según los datos demográficos a nivel nacional, se espera que el 70% de la población sea mayor de 65 años en los próximos 30 años», comenta el doctor Juan José Poza, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología.
En todo caso, en el desarrollo de esta enfermedad no sólo influye la edad, ya que están implicados diversos factores genéticos y metabólicos, además de otros aún desconocidos. Los estudios poblacionales estiman que entre un 8 y un 10% de la población padecerá una crisis epiléptica a lo largo de su vida y que el 3% desarrollará la enfermedad. Aunque se trata de una enfermedad que puede remitir de forma espontánea (hasta en un 4% de los pacientes adultos al año y aún más de probabilidad en niños) y más de un 70% de los pacientes consiguen controlar su enfermedad gracias a los tratamientos farmacológicos existentes, la epilepsia refractaria al tratamiento médico afecta a entre un tercio y una cuarta parte de los pacientes con epilepsia.
«En los pacientes con epilepsia refractaria, existe la posibilidad de llevar a cabo otros procedimientos terapéuticos, como cirugía, neuroestimulación, dieta cetogénica o la combinación de dichos tratamientos, con el objetivo de controlar la aparición de crisis epilépticas, y mejorar su calidad de vida y su supervivencia», señala Poza. Pero a pesar de estas alternativas, y de que exista un alto porcentaje de la población que puede controlar su enfermedad con los tratamientos ya existentes, aún sigue siendo necesario seguir investigando para mejorar los tratamientos y la calidad de vida de estos pacientes porque la epilepsia sigue siendo la segunda patología neurológica en años de vida potencialmente perdidos o vividos con discapacidad.
Una mala adherencia a los tratamientos, padecer fiebre o algún tipo de infección, falta de sueño o el consumo de alcohol y tabaco, son factores que pueden precipitar crisis epilépticas en pacientes ya diagnosticados. «Por otra parte, durante las crisis epilépticas se pueden producir complicaciones que también pueden requerir de asistencia sanitaria. En este sentido, señala el experto, «la complicación más frecuente son los traumatismos. Por eso es relevante que en días como hoy se insista en la importancia de conocer cómo se debe actuar si se presencia una crisis epiléptica: nunca hay que sujetar a la persona para que no convulsione, ni introducirle nada en la boca. Lo más importante es retirar los objetos de alrededor con los que se pueda golpear y tratar de situar a la persona en posición lateral, sin forzar».
«Si es la primera crisis epiléptica que sufre el paciente, si la crisis persiste después de 5 minutos o se repite enseguida, si el paciente no recupera por completo la conciencia después de la crisis o si va acompañada de otros síntomas como fiebre, vómitos, problemas respiratorios, etc. hay que acudir a Urgencias», advierte.