El PSOE ha perdido uno de sus principales feudos. Susana Díaz y su poco tirón político fueron los precursores del hundimiento del partido en la región. Sin embargo, Juan Espadas ha seguido el legado de Díaz y ya hablamos de que los socialistas podrían obtener un resultado muy similar al de Vox. Todo esto ha hecho que el PSOE se replantee la estrategia, aunque desde Ferraz aseguran que estas elecciones ya las dan por perdidas. El primer paso será apartar a Espadas en cuanto el partido se dé el batacazo electoral. Las encuestas auguran que los socialistas rondarán los 34 diputados. Sobre quién sustituirá a Espadas, aún no hay nada claro, aunque fuentes del PSOE insisten en que Felipe Sicilia goza de la confianza del presidente y tiene un perfil que gusta en Moncloa.
Vox pelea por los 30 diputados. Ese es su escenario ideal. Las encuestas les colocan en la horquilla de entre 20 y 24 parlamentarios, pero las esperanzas de la formación liderada ahora por Macarena Olona son algo más ambiciosas (dado que manejan sondeos internos que les dan la victoria en cinco provincias andaluzas). El PSOE, sin embargo, pelea por ser la segunda fuerza y por no ser sobrepasado por el partido de Santiago Abascal. Lo más curioso de todo esto no es necesariamente que el PSOE haya bajado en beneficio del PP, sino que Espadas no parece capaz de capitalizar ni un solo voto de Ciudadanos, hundido en las encuestas. El poco tirón del alcalde de Sevilla ha llegado a Ferraz hace meses y ahora que están en plena precampaña electoral no parece que haya mejorado su imagen de cara a quienes manejan el cotarro.
Que el PSOE agonice por sacar los 34 diputados es una situación realmente complicada para Espadas. Los últimos sondeos dan al partido un resultado que también manejan a nivel interno en Vox. El mayor drama, por supuesto, sería que Olona hiciera un épico ‘sorpasso’ a Espadas, pero independientemente de que lo haga o no, lo cierto es que el miedo a que Vox supere al PSOE habla mal del candidato socialista. Todo esto ha empujado a Ferraz a tomar una decisión que saben que ejecutarán a medio plazo: Espadas no volverá a ser candidato, pero sí que le dejarán quemarse en las elecciones autonómicas.
Las encuestas internas que manejan en el Partido Socialista no son nada buenas. Saben que perderán las elecciones y saben que no tendrán opción de gobernar. Solo les queda jugar con el baile Vox-PP que tanto irrita a Alberto Núñez Feijoo, presidente del Partido Popular.
La salida de Espadas recuerda en Ferraz mucho a la de Ángel Gabilondo, con la diferencia de que el segundo sí que gozaba del respeto interno de los integrantes socialistas. Espadas ahora mismo es un candidato «a quemar» para refundar el PSOE-A lo antes posible. En Moncloa hay cierto malestar, tal y como ha podido comprobar este medio, porque Sánchez ya propuso a Sicilia que fuera el candidato, pero las presiones internas del partido en Andalucía llevaron a Espadas a la primera línea. Ahora, con el fracaso que se espera del exalcalde, Moncloa no vacilará a la hora de apartarle y poner a otro candidato o candidata en su lugar. Y Sicilia cuenta con gran apoyo de la directiva. Aunque solo hay un problema: las elecciones generales están de por medio.
Pese a que Espadas era el candidato, Moncloa dio instrucciones a Sicilia para que tuviera más presencia en la precampaña electoral que el propio Espadas. En Ferraz opinan algunas fuentes que el sevillano tiene un perfil que no se adapta a los requisitos de un presidente autonómico, además de destacar que «se le queda grande» la presidencia de Andalucía. Aún así, de vez en cuando aparece como si de una campaña electoral municipal se tratase. Sabe que no goza de la confianza de Moncloa y sabe que perderá las elecciones, pero el socialista al menos cumple su papel a sabiendas de que en Ferraz esperan que se queme en algo más de un mes.
Pase lo que pase, si Espadas se queda en los 34 diputados, tal y como indican encuestas como la última de Data10, saldrá del partido. Pero si Vox da el ‘sorpasso’ al PSOE, las consecuencias para el candidato serán mucho más inmediatas. La mejor posición la mantiene Sicilia, quien ejerce de candidato en la sombra y quien no sufrirá las consecuencias de los malos resultados que coseche el PSOE-A en estas elecciones adelantadas por el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
En Vox los ánimos están disparados. Los hay con un nivel de motivación surrealista, pero lo cierto es que el umbral que quieren romper es el de los 30 parlamentarios. Al igual que pasó en las anteriores elecciones, Macarena Olona espera dar la sorpresa y confía en que el ‘efecto Olona’ empuje al partido más lejos de los 24 parlamentarios que esperan.