Con la llegada del patrullero de la Armada “Serviola” al puerto de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, se pone fin a un paréntesis de 30 años de ausencia de los navíos militares españoles en este país africano, que durante décadas fue su colonia.
El gran distanciamiento del régimen de Guinea Ecuatorial con su antigua metrópoli ha conllevado una total ausencia de las escalas de los patrulleros de la Armada en este rico país africano, aunque éstos continuamente patrullan por África Occidental y el Golfo de Guinea, unas aguas de alto interés estratégico para España.
Durante décadas el Gobierno de Malabo ha mantenido suspendido de facto el Acuerdo de Cooperación que el Gobierno de España y de Guinea firmaron a principios de los 80, incluyendo el Protocolo de Asistencia en materia de Seguridad y Defensa. Previamente a la firma del acuerdo, el Gobierno español decidió, el 26 de agosto de 1979, desplegar un destacamento aéreo con aviones CASA (Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima (hoy Airbus)) C-212 Aviocar en Guinea Ecuatorial, bajo la dependencia del Embajador en este país. Constaba de dos aeronaves, ocho tripulantes y personal de apoyo del Ala 35, quienes fueron relevados por el Ala 37 en 1992, que continuó con la misión hasta marzo de 1994. Durante más de catorce años, a 4.700 kilómetros de distancia de España, se desempeñó una importante misión, vital para el país, en el curso de la cual se efectuaron más de 10.000 salidas, en las que se transportaron 97.168 pasajeros/heridos y 1.773 toneladas de carga, entre Malabo con otras ciudades en un lugar caracterizado por núcleos de población dispersos tanto en la isla de Bioko, donde se asienta la citada capital, como en el territorio continental de Bata, aunque con el alto coste de la pérdida de un C-212 en enero de 1987, pereciendo el pasaje completo y la tripulación formada por los capitanes Rafael Salcedo y Joaquín Castro y el subteniente Evaristo Álvarez.
En aquellos años noventa comenzó el distanciamiento entre el régimen dictatorial de Teodoro Obiang Nguema, cuya formación militar realizó en la Academia General Militar de Zaragoza, y el Gobierno de Felipe Gonzalez, aunque nunca se ha cerrado a lo largo de estas tres décadas.
Por tanto no es de extrañar que el pasado 4 de mayo la Embajada española en Guinea publicase en su twitter: “Después de 30 años, Guinea Ecuatorial vuelve a recibir un barco de la Marina Española; el patrullero Serviola, que ha atracado esta tarde en el puerto de Malabo, es la viva intención de nuestras naciones de acercar posturas entre ambas fuerzas navales”.
En concreto el pasado 22 de marzo, el veterano patrullero de altura “Serviola” (P-71) zarpaba desde su base sita en el Arsenal Militar de Ferrol (La Coruña) para iniciar un nuevo despliegue por la costa occidental de África y golfo de Guinea, que le ha llevado a realizar varias escalas, incluida la del 4 de mayo en Malabo. Estamos ante una de las habituales operaciones en el escenario de las unidades navales de la Fuerza de Acción Marítima (FAM), bajo las órdenes del Mando de Operaciones (MOPS), como corresponde en los despliegues internacionales del personal y medios de las Fuerza Armadas (FAS) españolas.
En el marco de su actual misión en el Continente negro, que se extenderá hasta el próximo mes de junio, el patrullero contribuye a la seguridad marítima en aguas de África Occidental y el Golfo de Guinea, que resulta fundamental para el tráfico marítimo desde/hasta España, especialmente de hidrocarburos.
La presencia de España en estas aguas se realiza con patrulleros como el veterano de altura ‘Serviola’, actualmente bajo el mando del capitán de corbeta Joaquín Pita da Veiga Subirats, que es el primero de una serie de cuatro buques de la misma clase. El buque, que fue botado en 1990 y entregado a la Armada el 22 de marzo de 1991, desplaza 1.200 toneladas y tiene 68,65 metros de eslora, estando como los otros de su clase originalmente muy pobremente armado con un cañón MK22 de 76 mm, aunque ahora están sujetos a un plan de modernización que posibilitará, entre otras cosas, cambiar la citada pieza por una moderna estación de armas operada remotamente o Remote Weapon Station (RWS) Sentinel de la firma española Escribano, armada con un cañón automático norteamericano ATK Bushmaster II de 30 mm. Aunque también anteriormente se han empleado los también muy veteranos de la clase Descubierta, y desde unos años a esta parte los modernos de la clase Meteoro, un diseño de Navantia que designa como Buque de Acción de Marítima (BAM).
Durante el escaso tiempo que el “Serviola” permaneció en Malabo fue visitado por el embajador de España y autoridades civiles y militares de Guinea Ecuatorial. Puso fin a la escala saliendo al mar junto al único buque anfibio de la marina militar ecuatoguineana, el “David Eyama Angue Osa», con el que desarrolló un ejercicio de cooperación marítima conjunta en aguas cercanas a la citada isla Bioko. El ejercicio se centró en un adiestramiento conjunto de visita y registro con dicho buque anfibio, en el que el Equipo Operativo de Seguridad (EOS) de Infantería de Marina embarcado en el “Serviola” entrenó a los marinos africanos en tales prácticas tan necesarias para hacer frente a la piratería que asola la región.