Ni licitaciones, ni contratos ni subvenciones. El Ministerio de Consumo de Alberto Garzón no ha hecho literalmente nada en lo que llevamos de año. 2022 ha sido tranquilo para un diputado que dispone de una cartera con un presupuesto de 57,18 millones de euros. Él se sienta en el Consejo de Ministros, pero poco aporta. Después del semáforo nutricional y de alguna que otra medida como capar las posibilidades de publicidad para las casas de apuestas, el dirigente de Unidas Podemos ha desparecido del mapa, tanto del político como del mediático, y se dedica a otros menesteres. Quizá tiene que ver con lo que filtran las fuentes del partido: Yolanda Díaz no quiere a Garzón ni en pintura en su nuevo proyecto y el futuro político del ministro no parece muy claro.
La última subvención que el Ministerio de Consumo concedió fue en octubre de 2021. Hablamos de la convocatoria de los premios nacionales del concurso escolar 2021-2022 llamada Consumópolis. En este caso, destinó 33.000 euros para estos premios escolares para después no hacer nada nuevo. Hay quien defiende en el partido que es una cuestión de discreción, pero en el portal de contrataciones del Estado tampoco han volcado ningún gasto público. Hay registros del 2 de marzo de 2021, pero nada este año. Garzón no ha tomado ninguna iniciativa en 2022 y ya ha pasado el primer trimestre. ¿Por qué? Desde Unidas Podemos no dan respuesta. Bastante tiene con sobrevivir a la purga que se avecina en la formación morada con la creación de la plataforma de Yolanda Díaz.
Fuentes cercanas al ministro entienden que el dirigente de Unidas Podemos ha tocado techo. Ser ministro es mucho más de lo que se podría imaginar, pese a que el nivel de competencias que le han dado no las ha exprimido lo suficiente. Solo un semáforo nutricional que da como más saludable una coca cola que el aceite de oliva y poco más. Esta desaparición mediática de Garzón responde, según fuentes del Gobierno, a que sabe que Yolanda Díaz le quiere fuera del partido precisamente por las polémicas en las que se ha visto envuelto en los últimos meses.
El motivo por el que el equipo de Díaz no quiere dentro a Garzón es porque tiene el «don» de meterse en polémicas cuando menos conviene. Prueba de ello fue el hablar del consumo de carne y de la necesidad de limitarlo (cuestión que todos apoyan en Podemos) en un momento en el que el sector atravesaba problemas económicos. Estas polémicas espantan a Díaz como la peste y es una de las razones por las que no renovarán al líder de Izquierda Unida como pieza básica del equipo de la plataforma de Yolanda. La ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno alargará la presentación de su proyecto, pero Garzón ya sabe que no formará parte de él de forma activa, al menos.
Todo esto parece haber empujado al ministro de Consumo a la inactividad más absoluta. El ministerio no ha tomado ninguna iniciativa clara ni ha paseado al ministro por los medios de comunicación en los últimos cuatro meses. Las pocas subvenciones que ha dado y los pocos contratos públicos que ha concedido se paralizaron a mediados del año pasado y desde entonces Consumo se ha convertido en un florero del Gobierno. De hecho, fuentes de Unidas Podemos alertan de que el ministro tiene entre poco y nada de peso en las decisiones que toma el Ejecutivo. Yolanda Díaz va por libre.
Lo curioso es que no haya ejecutado el presupuesto total que tiene. El Ministerio de Consumo cuenta con más de 50 millones de euros. De hecho, tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, se aumentó un 20,36% el presupuesto total con el que Garzón podría «jugar» a ser ministro. En los cuatro primeros meses ha ejecutado una parte testimonial del total del que dispone y no parece que tenga la imaginación suficiente (como sí la tienen sus compañeros) para fundirse todos los millones públicos que puede utilizar a discreción.
Todo se ha frenado. Desde la ejecución presupuestaria del Ministerio de Consumo hasta las campañas mediáticas que motivaba Garzón a cada paso que daba. Si no decía que había que consumir menos carne, se metía con las macrogranjas lanzando un mensaje mal tirado a nivel mediático. Todo esto ha llevado al ministro de Consumo a meterse en una guarida desde la que no puede ejecutar su presupuesto. Cuenta con muchos millones pero no quiere más polémicas. Su única obsesión es acabar la legislatura, tal y como detallan las fuentes, y ver si le dejan al menos ser diputado en la formación de Díaz. Si no es así, IU podría presentarse a las elecciones por separado o incluso unirse a Íñigo Errejón. Dinero público hay para todos.
Fuentes de la oposición matizan este titular y aseguran que Garzón sí que ha hecho algo en lo que llevamos de 2022. «Hizo la campaña al Partido Popular en Castilla y León», aseguran. Pese a que el mensaje era para las macrogranjas, Garzón consiguió enemistarse con todos los ganaderos del territorio y su nombre fue mentado más que el ganador de las elecciones, el actual presidente autonómico Alfonso Fernández Mañueco. Excepto esto, poco más ha hecho.