Quizá sea el picoteo favorito en España y en muchos países del mundo. Y es que la base es un producto barato e ideal para tomar sin nada. Hablamos de las patatas fritas, sean de bolsa o hechas en sartén o freidora. Es una malsana costumbre acompañar todo con patatas, casi más que con pan: huevos con patatas, hamburguesa con patatas, filete con patatas… En cualquier bar y restaurante te las sirven incluso por defecto con cualquier segundo plato de menú (te dan a elegir ensalada pero pocos la piden). Y es que son irresistibles y cuesta decir que no. Son fáciles de tomar, con la mano, con un palillo, ideales para ver una película, mientras charlas en el bar como tapa… Pero precisamente por ser un alimento casi cultural, las tomamos casi a diario y esto conllevan unos peligros que vamos a ver.
8DAÑO CEREBRAL Y FALLECIMIENTO REPENTINO
Cuando pensamos en patatas fritas y grasas en general, pensamos en el corazón como principal riesgo, pero no olvidemos el cerebro. Tampoco le sienta nada bien una dieta con frituras y grasas saturadas. La misma sustancia de la que hablábamos y que puede terminar en un cáncer, podría atacar nuestro cerebro y provocar daños en nuestras células nerviosas. Este último punto puede incluso llevarnos a contraer una enfermedad neurodegenerativa.
Y en caso extremo, si el consumo es desmedido y tienes disposición genética u orgánica, podemos llegar a un fallecimiento repentino. Las patatas fritas en sí no son malas y es evidente que gustan a mucha gente, pero si, de la noche a la mañana empezásemos a tomarlas cada día, algunas de las enfermedades que contrajésemos podría provocarnos una terrible muerte inminente.