Quizá sea el picoteo favorito en España y en muchos países del mundo. Y es que la base es un producto barato e ideal para tomar sin nada. Hablamos de las patatas fritas, sean de bolsa o hechas en sartén o freidora. Es una malsana costumbre acompañar todo con patatas, casi más que con pan: huevos con patatas, hamburguesa con patatas, filete con patatas… En cualquier bar y restaurante te las sirven incluso por defecto con cualquier segundo plato de menú (te dan a elegir ensalada pero pocos la piden). Y es que son irresistibles y cuesta decir que no. Son fáciles de tomar, con la mano, con un palillo, ideales para ver una película, mientras charlas en el bar como tapa… Pero precisamente por ser un alimento casi cultural, las tomamos casi a diario y esto conllevan unos peligros que vamos a ver.
4PATATAS FRITAS MÁS SAL
Pero lo peor no es ya tomar patatas fritas, sino que lo normal además es que están hechas encima con aceite de girasol (al menos con el de oliva, algo ganamos) y sobre todo no hay nadie que le gusten sin sal, otro elemento que en exceso perjudica seriamente a nuestra salud.
Habitualmente las patatas fritas tienen exceso de sal, y el exceso de sodio causa retención de líquidos, por lo que si las preparas en casa, intenta reducirla o sustituirla por otros sazonadores como las especias; si las tomas en bolsa, al menos comprarla sin sal. Recordar que el sodio está ligado a un mayor riesgo de evento cardiovascular, insuficiencia cardíaca, osteoporosis o enfermedad renal.