Más Madrid está desestructurada, fraccionada. Las divisiones internas en el seno del partido cada vez son más visibles. La sensación y sentimiento de equipo se ha perdido y esas diferencias que comenzaron siendo pequeñas y asumibles, han ido agrandando la distancia entre los miembros del partido. Ahora, las discrepancias han alcanzado un nivel inasumible en el grupo y en las principales líneas que están separando internamente la formación que dirige Mónica García. Así, los principales grupitos que se han creado son: católicos, tanios, autoritarios y carmenistas. Un partido político formado por un conjunto muy variopinto de personas que ha acabado por saltar por los aires y ha abierto una guerra de poder entre los integrantes de Más Madrid.
El partido nació en el año 2018 con la exalcaldesa Manuela Carmena al mando. Una serie de discrepancias con el entonces líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, motivaron a Carmena a constituir su propia plataforma bajo las siglas Más Madrid y, para acompañarla en esta aventura, contó con Iñigo Errejón, quien ha asumido el liderato del partido a nivel nacional (Más País), después de que Carmena decidiera abandonar la vida política tras perder la alcaldía del Ayuntamiento de Madrid. Ahora, la formación que nació como resultado de una traumática ruptura, está sufriendo una serie de divisiones internas y batallas de poder y posturas que tensan la convivencia entre los integrantes de Más Madrid. Las diferencias entre los políticos han llegado a un punto casi insostenible, cada uno mira por sus intereses y sus propios beneficios, buscan la mejor estrategia de cara al futuro y los mejores aliados para llevarla a cabo.
Así, entre las filas de Más Madrid se pueden encontrar distintos grupitos, como el de los «católicos». Esta división está formada por Javier Barbero, portavoz de la comisión de Familias, Igualdad y Bienestar Social y concejal del distrito de Latina, que fue una de las piezas clave en la buena relación entre la Iglesia y el Ayuntamiento de Madrid, cuando ostentaba la alcaldía Carmena. El político fue un religioso de la Orden de los Ministros de los enfermos, Religiosos Camilos. Además, según aparece actualmente en la página del partido le apasiona el seguimiento de Jesús de Nazareth, «aun sabiendo de mis innumerables incoherencias». Y es que, las posturas de este político sobre la religión no comulgan nada con las líneas que mantiene el partido en estas cuestiones. A Barbero se unen también en este grupo María Pilar Sánchez Álvarez, o «Cuca» como la conocen en Más Madrid, que es concejala del distrito de Moratalaz. La última pieza que integra a los católicos es Carolina pulido, concejala del distrito de Villaverde.
Otro de los grupos que se han formado con la división interna del partido son los «carmenistas». Y es que, a pesar de que Manuela Carmena se desvinculó del partido y de la política en general todavía hay un sector de integrantes de Más Madrid que la tienen en un pedestal y continúan manteniendo una estrecha relación con la exalcaldesa. Los «carmenistas» o «manuelistas» son Miguel Montejo Bombín, concejal de Hortaleza; y Mar Barberán Parrado, la concejala de los distritos de Chamartín y Tetuán. Y es que, son los únicos del partido que se resisten a olvidar a su antigua jefa. En su discurso de despedida Carmena aseguró: «Yo ya no pinto nada aquí». Sin embargo, tanto para Montejo como para Barberán la exalcaldesa sigue pintando mucho en sus vidas y, por ello, continúan manteniendo el contacto con ella.
Por otra parte, encontramos a los «autoritarios», los que muestran una actitud dominante dentro del partido y los que más asperezas levantan en el seno interno. Los que ansían el poder y sus estrategias giran entorno a conseguirlo. Este grupo lo integran Nacho Murgui, concejal del distrito de Retiro, y Rita Maestre, portavoz de Más Madrid y concejala de Arganzuela. Ambos tienen el mismo objetivo: ampliar su poder. Y es que, obtener relevancia dentro de un partido no es nada fácil y esta es una de las aspiraciones de estos dos políticos. Ambos han creado una situación tensa dentro del partido. Murgui por su actitud autoritaria con el resto de compañeros, que ha provocado que algunos compañeros de partido incluso se planteen emprender acciones legales para denunciar el comportamiento dominante de ese político dentro del partido. Y Maestre por su ansias de ser la candidata de Más Madrid a la alcaldía en las próximas elecciones. Estos concejales quieren agrandar su poder a base de mano dura, autoridad y «dictadura» interna, algo que muchos no están dispuestos a permitir dentro de la formación.
la gran batalla entre tanios y autoritarios
Además, los seguidores de Tania Sánchez también son otra facción interna de Más Madrid, formado por la propia Tania y Esther Gómez Morante, concejala de Carabanchel y Moncloa-Aravaca. Además, el principal rival de los «autoritarios» son los «tanios». Que Tania y Rita no se llevan especialmente bien es un secreto bien extendido en el partido. Por lo que no es extraño que los seguidores de Maestre y los de Sánchez tampoco se lleven muy allá. Así, además de la división interna, hay una batalla especial entre «tanios» y «autoritarios». El motivo tiene que ver con que Tania apoya a Yolanda Díaz y Mónica García, mientras que Rita prefiere hacer equipo con Errejón. Toda una lucha de titanes interna por el poder.
A los fieles de Tania podría sumarse también Jorge García Castaño, aunque este concejal prefiere no inmiscuirse demasiado en las guerras internas del partido para mantener su cargo dentro del partido. Un puesto que no le supone grandes esfuerzos para el político, ya que es bien sabido su vaguería dentro del partido y que todo lo que sea trabajar no va con él. Jorge prefiere evitar la bronca y los quebraderos de cabeza, que ya bastante tiene con hacer política a través de su cuenta de Twitter y desde su casa. Por último, están los que no pertenecen a ninguna facción interna, que son Maysoun Douas Maadi, concejala del distrito de Ciudad Lineal; Pilar Perea, concejala del distrito de Fuencarral-El Pardo; Felix López Rey, concejal del distrito de Usera. Más Madrid se resquebraja en mil pedazos, cada uno con unos intereses, cada uno con unas aspiraciones.
