El PP arranca este mes de abril con Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente del partido. El barón gallego toma las riendas de la formación con el reto de convertirse en alternativa al Gobierno de Pedro Sánchez y frenar a Vox ante el nuevo ciclo electoral que comienza este año con las elecciones andaluzas. El jefe de la oposición tendrá su bautismo de fuego este mismo mes con su primera decisión política clave: el sentido del voto del Grupo Popular en la convalidación en el Pleno del Congreso del real decreto ley de medidas para afrontar la escalada de precios.
Por lo pronto, Feijóo ya ha avisado a Sánchez que debe «rectificar, modificar o enmendar» su plan, o estará «invitando» a los ‘populares’ a no apoyarlo en la Cámara Baja, máxime cuando hay malestar en el partido por haber obviado la bajada de impuestos a la que se comprometió en la Conferencia de Presidentes de la isla de La Palma. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo tiene esperanzas de que el PP apoye ese decreto y se sigue «agarrando a ese clavo», según admitió hace un par de días ante los periodistas antes de abandonar el Congreso.
Precisamente una de las principales incógnitas de esta nueva etapa es cómo será la interlocución entre Sánchez y el nuevo líder del PP, y si habrá margen para fraguar pactos de Estado, algo que no ocurrió con su antecesor, Pablo Casado, salvo el acuerdo para renovar el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo y el Tribunal de Cuentas.
De hecho, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleva más de tres años con su mandato caducado y está por ver si Sánchez y Feijóo consiguen consensuar su renovación. El barón gallego se ha mostrado dispuesto a alcanzar pactos de Estado sobre cuestiones que son «importantes» para el país y ha dicho que el PP tiene la «obligación de escuchar y responder» a las propuestas que se le hagan, si bien cree que hacer «pactos europeístas, atlantistas y constitucionales no es fácil» con el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos.
LA RELACIÓN CON VOX Y LA INVESTIDURA DE MAÑUECO
En las filas del PP admiten que el actual clima de descontento social y la falta de diálogo del Gobierno con algunos sectores tampoco ayuda a alcanzar consensos. En cualquier caso, se espera que Sánchez reciba a Feijóo en Moncloa en breve, tras ser coronado oficialmente líder del primer partido de la oposición en el cónclave de Sevilla de este fin de semana.
La relación con Vox es otra de las incógnitas en este momento. Feijóo apuesta por construir un «espacio de centralidad» alrededor del PP para conseguir un «cambio democrático» en España y quiere recuperar votantes de ese partido que en su día apostaron por el Partido Popular.
De hecho, está pendiente la investidura del candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que ya será con Feijóo al frente de Génova 13. El mandatario gallego tendrá que decidir si asiste a esa toma de posesión y si es así, allí coincidirá con Santiago Abascal.
PREPARAR LAS PRÓXIMAS CITAS ELECTORALES Y FIJAR CONGRESOS REGIONALES
A nivel interno, Feijóo deberá culminar el proceso de renovación interna que comenzó su antecesor poniendo fecha a la decena de congresos regionales pendientes, entre ellos el del PP de Madrid que elegirá previsiblemente a Isabel Díaz Ayuso como nueva presidenta del PP madrileño.
Además deberá preparar al partido para afrontar el próximo ciclo electoral que, en teoría, tendrá como primera parada las elecciones andaluzas de este año, en las que Juanma Moreno aspira a revalidar el Gobierno aunque, según las encuestas, su compañero de viaje en la nueva legislatura podría ser Vox.
En mayo de 2023 será el turno de las elecciones municipales y autonómicas y después vendrán las generales siempre que Pedro Sánchez mantenga su compromiso de agotar la legislatura, como ha repetido en sus últimas intervenciones públicas.
SU SUCESIÓN AL FRENTE DE LA XUNTA DE GALICIA
Con carácter más inmediato, Feijóo tendrá que organizar su sucesión al frente de la Xunta de Galicia. Hace unos días ya dijo en Orense que «a partir de la primera semana de abril» prevé empezar a «concretar» cuál es la fórmula elegida para la sucesión. En las quinielas figura el vicepresidente primero, Alfonso Rueda, como el mejor situado para hacerse con el bastón de mando.
Además, ya ha firmado su dimisión como presidente de los populares gallegos, una renuncia que se hará efectiva a partir del 1 de abril, cuando será proclamado líder de la formación en el Congreso de Sevilla. Los estatutos de la formación recogen que no es posible compaginar el liderazgo del partido a nivel nacional con el de la organización en Galicia.
Aunque en las filas del PP dan por sentado que Feijóo ocupará un escaño en la Cámara Alta como senador por designación autonómica, en el equipo de Feijóo han señalado que en este momento no hay nada decidido. Un acta en la Cámara Alta le permitiría debatir una vez al mes con Sánchez, en las sesiones de control, y convertirse en presidente del Grupo Popular, al tiempo que le garantizaría el aforamiento.