domingo, 24 noviembre 2024

Los científicos encuentran formas de estudiar y reconstruir los olores del pasado

Investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena (Alemania) han analizado la importancia del olor en la historia de la humanidad y abordan cómo y por qué los expertos podrían investigar los olores del pasado, según publican en la revista ‘Nature Human Behaviour’.

En los últimos años, millones de personas de todo el mundo han sufrido la pérdida del olfato a causa del COVID-19. Incluso aquellos que han evitado la infección experimentan ahora el mundo de los olores de forma diferente debido a las propias máscaras que proporcionan protección contra el virus. Esta pérdida de olfato ha puesto de manifiesto el importante papel que desempeña el olfato en la forma en que percibimos y navegamos por el mundo, y ha subrayado las conexiones entre el olfato y la salud mental y física.

El olor siempre ha sido un componente integral de la experiencia humana, pero hasta ahora, el pasado ha permanecido en gran medida inodoro. La mayoría de los olores provienen de sustancias orgánicas que se descomponen rápidamente, dejando poco para que los arqueólogos investiguen miles de años después.

Ahora, un equipo de investigadores del MPI para la Ciencia de la Historia Humana está buscando nuevas formas de revivir los paisajes olfativos del pasado y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad del pasado.

«Rastrear el olor en el pasado profundo no es una tarea sencilla –asegura Barbara Huber, autora principal del trabajo–, pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas, como el incienso y las especias, revela lo importante que ha sido el olor para la humanidad».

Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio.

Pero como el olor forma parte de la forma en que experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía social y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo.

«El olor es un aspecto poderoso e infravalorado de la experiencia humana –señala la profesora Nicole Boivin, autora principal del estudio y directora del Departamento de Arqueología del MPI Ciencia de la Historia Humana–. Los olores llegan a nuestro cerebro de forma bastante directa y nos motivan de manera decisiva, ya sea para evitar el peligro, identificar algo que es bueno para nosotros o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo».

«Utilizando sólo rastros de sustancias perfumadas conservadas en artefactos y elementos arqueológicos –añade Huber–, novedosos métodos están revelando los poderosos olores que eran una característica cardinal de las antiguas realidades vividas, y que moldeaban la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos».

Al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y ómicos, como las técnicas proteómicas y metabolómicas, y al vincular los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden abrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y culturas cambiantes y de nuestra evolución como especie.

Los autores del nuevo artículo esperan que una mayor investigación sobre los ricos «paisajes olfativos» del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.