Paralelamente al fuerte incremento de los submarinos rusos en el Mediterráneo y la potenciación de las flotas de este tipo de navíos en el norte de África, el Ejército del Aire dará de baja su último avión antisubmarino a finales de este año, perdiendo dicha capacidad atesorada desde los años sesenta del pasado siglo.
Una de las capacidades básicas de las modernas Fuerzas Armadas (FAS) es la que le proporcionan los aviones antisubmarinos o Anti Submarine Warfare (ASW), de los que el más conocido ha sido el norteamericano Lockheed P-3 Orión, que es el modelo que utiliza el Ejército del Aire español desde el ya muy lejano año de 1973.
Los continuados recortes en los gastos de defensa fueron mermando la flota de P-3 españoles, que opera el Grupo 22 del Ala 11 desde la base de Morón (Sevilla), hasta el punto de que los dos últimos se darán de baja este mismo año. Aunque el gran problema es que de momento no está ni a la vista el sistema que los sustituirá, previsiblemente una versión del modelo español Airbus Defence & Space (DS) C295. Así España perderá una de sus principales bazas para controlar la presencia de submarinos potencialmente hostiles en su amplia Zona Económica Exclusiva (ZEE), incluido el estratégico Estrecho de Gibraltar. Si bien es cierto que la Armada española cuenta con capacidad ASW basada en el sistema de combate que componen sus fragatas/ helicópteros Sikorsky SH-60B Seahawk, responsables de la Institución comentan que la pérdida de la capacidad de patrulla ASW a larga distancia que dan los P-3 limitará mucho sus posibilidades en este campo. La integración de la Armada con el Grupo 22 es total, dado que en las tripulaciones de los P-3 se cuenta con la vital figura de un oficial táctico o Tactical Coordinator (TACCO), que en muchas ocasiones asume un oficial de dicha Institución naval.
España ha contado con dicha capacidad desde 1963, que fue cuando su 601 Escuadrón de Cooperación Aeronaval recibió los primeros aviones ASW, los Grumman HU-16B Albatross, que a partir de 1973 se empezaron a sustituir por los Orión de su primera versión: la P-3A. El sistema ha sido fundamental para las operaciones de las FAS españoles, tanto a nivel nacional como para aportar dicho rol a los compromisos internacionales de España, como fue el caso de las operaciones asociadas a la guerra de la ex Yugoslavia; y ya en el siglo XXI las de actuación contra la piratería somalí, en la que los P-3 han operado desde 2002 desde la base aérea de Yibuti en favor de la misión de la EU en la zona denominada Atalanta.
Actualmente solo quedan en servicio dos de los cinco P-3B que se adquirieron a Noruega en 1987, y que fueron entregados entre 1988 y 1989. Dichos aparatos se sometieron en la primera década del siglo XX a un programa de modernización a la variante P-3M, de los que tres se entregaron en 2010-2012, aunque la falta de presupuesto para su ejecución dejó a dos en el camino.
Así los últimos años, la capacidad la han mantenido estos P-3M, aunque previsoramente el Ejército del Aire elaboró un Documento de Necesidad Operativa (DNO) que fue validado el 31 de mayo de 2006, aunque durmió “el sueño de los justos” durante años. No sería hasta julio de 2018 cuando se elaboró el Documento Objetivo de Estado Mayor y los posteriores Requisitos de Estado Mayor (REM) de fecha 21/01/2020, que abrieron el camino de su sustitución, mediante el referido C295 de patrulla marítima o Maritime Patrol Aircraft (MPA). Mientras se decidió poner en marcha un programa de revisión de los citados tres P-3M para intentar ampliar su vida operativa, mediante un presupuesto de 2.940.000 euros, que finalmente también se fue al traste por la habitual falta de aportación de fondos.
Así en 2021 se dio de baja el primero de dichos aviones, el matriculado como 22-32, mientras que los otros dos se inmovilizarán este año, en concreto el 22-31 que actualmente está operando en Yibuti volará por última vez a finales de marzo tras completar dicha misión en África. Finalmente, el 22-35, que sustituirá al último citado en la operación Atalanta, se dará de baja en diciembre, tras finalizar dicha misión.
Actualmente, en plena de guerra de Ucrania, y con los submarinos rusos cruzando el estrecho de Gibraltar, como el nuclear de la clase “Akula”, que habría traspasado las columnas de Hércules la semana pasada, todavía el Gobierno español no ha aprobado el exiguo encargo de los cuatro C295 MPA con capacidad ASW.
Afortunadamente para la OTAN la Marina de los Estados Unidos o US Navy efectúa dicho control del Estrecho con sus Boeing P-8A Poseidón basados en Sigonella (Sicilia-Italia). Este último aparato, basado en la plataforma del conocido avión comercial Boeing 737, es el más capaz del mundo en este campo del ASW, por lo que ha sido adquirido por varios países de la OTAN, el último de los cuales ha sido Alemania, que los encargó en 2021, dejando aparcadas opciones ofrecidas por la industria europea, como una versión MPA/ASW del comercial Airbus A319.