viernes, 22 noviembre 2024

Una reunión ‘off the record’ entre Sherman (EE UU) y Ángeles Moreno fue clave en el giro sobre el Sáhara

Marruecos ha ganado la partida diplomática y ha doblegado a España. A cambio, el país se ha «comprometido» de forma velada a cerrar el grifo de la migración ilegal y a cesar en sus pretensiones sobre Ceuta, Melilla y las Islas Canarias. La clave de este giro tan radical que pone fin a más de cuatro décadas de equidistancia con el conflicto del Sáhara Occidental la ha tenido la visita de Wendy Sherman, tal y como ha podido saber MONCLOA.com. La reunión que mantuvo la secretaria de Estado del Ministerio de Exteriores, Ángeles Moreno, y el ministro José Manuel Albares con la vicesecretaria de Estado de EE UU, Wendy Sherman, hace un par de semanas fue clave. En ella, la estadounidense, que después visitó Marruecos y Argelia, aseguró a Moreno y a Albares que Argelia no cortaría el grifo del gas, la única preocupación que rondaba al Gobierno dada la intención que tenía desde hacía meses de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Han sido hasta 15 meses de negociaciones. Unos meses muy intensos que han desembocado en el reconocimiento de la solución propuesta con Marruecos para el territorio saharaui, es decir, que sea una autonomía. Esta decisión llevaba tiempo sobre la mesa, pero desde Moncloa no se atrevieron a dar el paso hasta la visita de Sherman. La preocupación de España era sencilla: si el Gobierno se posicionaba del lado de Marruecos, Argelia podría tomar represalias (entre las cuales podría estar el cortar el grifo del gas). Pero la visita de Sherman arrojó luz sobre el asunto y dejó claro a Moncloa que, pese a las virulentas reacciones diplomáticas, Argelia no se atrevería a cortar el grifo del gas. No era casualidad que Sherman, tras visitar España, fuera a pisar territorio marroquí y argelino. España ha seguido muy de cerca los pasos de la vicesecretaria de Estado de EE UU.

para Moncloa es una «obsesión» retomar las relaciones con Estados Unidos

Lo que aparentemente era una visita diplomática que en la que se debatirían asuntos de ciberseguridad y con la guerra de Ucrania, en realidad se centraría off the record en temas mucho más profundos. Ángeles Moreno mantuvo el encuentro con Sherman, pero tal y como ha podido saber MONCLOA.com, se trataron temas clave como la forma de reencauzar las relaciones diplomáticas entre Marruecos y España. Para Estados Unidos, el país africano se ha convertido en un aliado clave para cuestiones geoestratégicas. Y que el Gobierno de Pedro Sánchez cediera ante Marruecos a cambio de algunas garantías sobre Ceuta y Melilla era una buena forma de engrasar las relaciones a tres bandas. El único problema para España era el gas argelino y el riesgo de que cortaran la provisión como represalia. Algo que Sherman se ha encargado de «asegurar».

Tal y como cuentan fuentes de Exteriores a MONCLOA.com, Sherman aseguró a Moreno y a Albares que el gas argelino estaba asegurado. Ya se presentaron problemas logísticos para España cuando se cerró el gasoducto que pasaba por Marruecos, algo que impulsó a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a viajar a Argelia para buscar una alternativa que sería la de traer el gas en bidones y por barco. Con la decisión entonces no adoptada de apoyar a Marruecos en sus pretensiones sobre el Sáhara Occidental, Moncloa deslizó a los suyos y a Sherman en particular su miedo a que las represalias diplomáticas afectaran al gas. Y con ello, al abastecimiento energético de España.

Ángeles Moreno Bau on Twitter: "In complete accordance with my 🇺🇸  colleague, @DeputySecState Wendy Sherman, after our call today regarding  the Russian aggression in #Ukraine, our solidarity and support for its  sovereignty

Sherman, que tras visitar durante un par de días España viajó a Marruecos y Argelia (para acabar en Egipto), ha tratado a tres bandas los problemas diplomáticos que afectan a los tres países. Fuentes del PSOE y de Exteriores han confirmado a este medio que para Moncloa es una «obsesión» retomar las relaciones con Estados Unidos. Y han aclarado que esa necesidad del presidente de buscar gestos cómplices de EE UU ayudó a los socialistas a decantarse por apoyar la postura de Marruecos para el Sáhara Occidental.

Sherman insistió durante su visita a España en que el miedo de Moncloa no estaba fundado. El gas estaba garantizado, tal y como habían comprobado. La subsecretaria de Estado de EE UU advirtió hace dos semanas a Ángeles Moreno y a Albares que Argel tiene «mayor necesidad» del dinero que se les abonará por el gas (una partida que aumentará, tal y como acordó el país africano con la ministra de Transición Ecológica durante su visita) que de perder un buen negocio a costa de una reacción de orgullo diplomático. Las palabras de Sherman, tal y como deslizan las fuentes, fueron directas: Argelia no cortaría la llave del gas si España se posicionaba del lado de Marruecos en el conflicto del Sáhara. Y así lo ha hecho. Hasta el momento, Argelia ha retirado a su embajador de España y ha calificado el cambio de criterio de España de «segunda traición histórica». Pero hasta ahí.

LAS VISITAS A GHALI

Tras esto, se empiezan a esclarecer los pasos dados por el Gobierno tiempo atrás. España lleva 15 meses preparando este cambio de postura oficial sobre el Sáhara Occidental. Los gestos de complicidad con el líder militar del Frente Polisario Brahim Ghali también estaban enmarcados en este proceso de cambio de criterio. El problema fue que la ministra de Exteriores de entonces, Arancha González Laya, causó una crisis migratoria sin precedentes en Ceuta después de acoger a Ghali a escondidas para que Marruecos no se enterara del trato de favor a un líder militar del Frente Polisario que fue ingresado en un hospital de La Rioja. En cualquier caso, y pese a que Laya ejecutó de forma chapucera este primer encuentro con Brahim, los guiños a Ghali estaban perfectamente preparados.

ghali

Desde el Gobierno tenían claro que necesitaban estrechar lazos con Argelia durante estos 15 meses para amarrar el gas argelino. Y para ello, había que lanzar guiños diplomáticos que invitaran a pensar a Argelia que España estaba de su lado. El acoger a Ghali para tratarle en un hospital fue el primer gesto. El segundo tuvo lugar hace un mes, aproximadamente, cuando el presidente del Gobierno visitó a Ghali en Bruselas. Visita que se zanjó con la avalancha de otros 3.000 inmigrantes ilegales en Melilla.