El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha denunciado este lunes el asedio ruso contra la ciudad de Mariúpol, asegurando que constituye un «crimen de guerra», y ha abierto la puerta a redoblar las sanciones contra Moscú, incluido un embargo al petróleo ruso.
«Rusia está cometiendo muchos crímenes de guerra. Lo que sucede en Mariúpol es un enorme crimen de guerra, están bombardeando y matando de forma indiscriminada», ha señalado el jefe de la diplomacia comunitaria antes de la reunión de ministros de Defensa y de Exteriores del bloque, que estudiará nuevos pasos para apoyar a Kiev en plena ofensiva rusa.
El Alto Representante ha denunciado que Moscú se está saltando todas las reglas de la guerra, al emplear sus medios militares contra civiles. «No es una guerra, es la destrucción total de un país», ha condenado.
En este sentido, ha abierto la puerta a tomar más represalias, apuntando también al sector energético ruso. «Continuaremos viendo que tipo de sanciones podemos pensar, que más se puede hacer, en especial medidas relacionadas con la energía», ha subrayado.
Aunque no ha querido avanzar ninguna restricción, ha indicando que los ministros europeos tendrán sobre la mesa el boicot al petróleo ruso, medida que ya han adoptado Estados Unidos y Reino Unido.
Se espera que en esta reunión los ministros den el visto bueno a ampliar el fondo europeo para enviar armas a Ucrania, reforzando el Mecanismo Europeo de Paz con otros 500 millones de euros.
BOICOT AL PETRÓLEO RUSO
A su llegada, el ministro lituano de Exteriores, Gabrielus Landsbergis, ha pedido a los socios europeos un esfuerzo para mantener las sanciones contra Rusia, tras revelar que percibe una sensación de fatiga entre los Veintisiete, algo que, a su juicio, manda una mala señal a Ucrania.
Sobre la reticencia de países como Alemania a aplicar un embargo al petróleo ruso, Landsbergis ha confiado que, al igual que con el envío de armas, Berlín escuche al pueblo alemán y termine convenciéndose de la necesidad de dar este paso.
Por su lado, su homólogo irlandés, Simon Coveney, ha considerado «apropiado» estudiar la opción de un embargo europeo al petróleo ruso. «Estamos abiertos a esto. A la vista del nivel de destrucción, es difícil pensar que no debemos movernos al sector energético e interrumpir el comercio normal», ha opinado.
El ministro de Exteriores danés, Jeppe Kofod, ha insistido en que los posibles crímenes de guerra de Rusia deben tener consecuencias y ha dejado claro que Copenhague apoya las «sanciones más duras» posibles.
«La posición de la República Checa es tener una sanciones más fuertes, el objetivo no es derrocar a Putin, sino dañar la capacidad de Rusia de hacer la guerra», ha explicado el titular de Exteriores checo, Jan Lipavsky, abriéndose a la posibilidad de un embargo energético.
Mientras, su colega eslovaco, Ivan Korkoc, ha abogado por dar más apoyo militar a Kiev y ha indicado que sobre la «mesa política» debe estar vetar el petróleo ruso, aunque para Estados miembros como la propia Eslovaquia esto requerirá «más tiempo» dada la dependencia de la energía rusa.
«Nos guste o no recibiendo energía rusa damos fondos a Rusia. Esto debe parar (…) Políticamente es el paso que debe estar en la mesa» y espero una discusión abierta», ha argumentado.
La reunión del Consejo de Asuntos Exteriores será la primera cita europea de una semana marcada por la presencia del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la cumbre europea del 24 de marzo y en la que el bloque aspira a redoblar su firmeza frente a la invasión rusa de Ucrania.
En esta cita también se adoptará la ‘brújula estratégica’, la estrategia común europea en materia de Defensa. Un documento que ha tenido que adaptarse a los últimos acontecimientos en Ucrania, pero que la invasión rusa ha puesto más de relevancia.
El plan busca ser el libro blanco de la Defensa europea la próxima década y fija las prioridades de seguridad tanto en Europa como en el vecindario, así como marca objetivos para un desarrollo militar conjunto en la UE.