Margarita Robles tiene a su secretaria particular. Se trata de la subsecretaria del Ministerio de Defensa, Amparo Valcarce, que se encarga de dialogar con los militares para que así la ministra pueda seguir cumpliendo su agenda plagada de viajes y actos. Valcarce tiene el cometido de escuchar las reivindicaciones de las asociaciones profesionales. A veces, esta tarea se hace complicada y provoca el descontento entre las agrupaciones que reclaman la intervención de la ministra para tratar de solucionar los problemas que sufren las Fuerzas Armadas.
Salarios bajo, retirada a los 45 años y difícil reinserción al mundo laboral son solo algunos de los problemas que sufren las Fuerzas Armadas. Desde la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) están tratando de solucionar estas problemáticas a través del diálogo con el Ministerio de Defensa que tiene la capacidad de tomar decisiones y solucionar estos problemas. Sin embargo, estas reuniones con los altos cargos a veces son complicadas ya que Margarita Robles tiene otras prioridades en su agenda.
Para atender las reivindicaciones de estas asociaciones profesionales de militares, Robles manda a su número tres en el ministerio. Amparo Valcarce se ha reunido en escasas ocasiones con las asociaciones. Incluso, en la última reunión cuatro asociaciones profesionales abandonaron el claustro al no ver materializadas sus reivindicaciones. Valcarce se quedó sola en el Pleno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (COPERFAS).
Valcarce se quedó sola en el Pleno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas
Tras este suceso, han tenido que pasar meses para que desde el ministerio contacten con las asociaciones para tratar de solucionar los problemas que sufren a diario las escalas más básicas del Ejército. Este contacto se ha producido vía telefónica y se ha informado a las asociaciones que se estaba trabajando en un nuevo Real Decreto para desarrollar los temas concernientes al desarrollo del asociacionismo militar, regulado en la Ley Orgánica 09/2011 de Derechos y Deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas. Según ha podido saber MONCLOA.com, la subsecretaria trasladó su intención de seguir trabajando en la difusión del asociacionismo y quería conocer las aportaciones de ATME al informe final de la Comisión de Trabajo Temporal para el estudio, evaluación y análisis del actual estado de los derechos reconocidos y regulados por la nueva ley. Desde la Asociación de Tropa y Marinería Española piden que se les autorice para dar charlas informativas en los cuarteles y que se regule la representatividad de las unidades a través de las elecciones.
Tras comunicarse con los militares de tropa, la subsecretaria instó a la Ministra de Defensa a ponerse en contacto con estas asociaciones profesionales. Con una simple llamada telefónica, Margarita Robles informó a los representantes de ATME de que no se reuniría con ellos ya que sus salarios van a permanecer inmóviles. Cabe destacar que el sueldo base de un soldado de tropa no alcanza los 700 euros y sumando los complementos tan solo se superan unos euros el salario mínimo interprofesional pactado por el Ministerio de Trabajo con los agentes sindicales.
No obstante la puerta cerrada de Robles en relación a las retribuciones salariales, los integrantes de la escala de Tropa y Marinería han aprovechado la comunicación para trasladar sus reivindicaciones a la ministra. ATME pide cambiar el modelo de carrera profesional con el objetivo de reducir la temporalidad de los miembros de las Fuerzas Armadas que deben finalizar su compromiso profesional con tan solo 45 años. Asimismo, esta asociación profesional pide dar a conocer su labor dentro de las unidades donde por el momento no les dejan acceder. La Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) pide que se les deje dar charlas en los cuarteles para informar a los soldados sobre cómo proteger las profesión a través de estas agrupaciones que luchan por un salario justo, por el fin de la temporalidad y por la conciliación familiar.
«De las buenas palabras se debe pasar a los hechos. En unos momentos donde se puede comprobar que las Fuerzas Armadas no son un gasto superfluo, donde sus actuaciones, dentro y fuera de las fronteras nacionales, son imprescindibles para el bienestar de la ciudadanía y el mantenimiento de la forma de vida occidental, España no puede permitirse defender sus intereses y sus valores con soldados y marineros mileuristas, la mayoría de ellos con un compromiso temporal que finaliza a los 45 años y les deja, por el actual modelo de enseñanza militar, con muy difíciles posibilidades de reincorporarse al mercado laboral», explica el presidente de ATME, Marco Antonio Gómez en una conversación con MONCLOA.com