Las reyertas vividas en Madrid estos últimos meses han vuelto a poner el foco en los problemas de las bandas juveniles. El Ayuntamiento de la capital ha comenzado un programa de prevención de la violencia urbana para llegar a los jóvenes antes de que cometan delitos graves, evitar que entren en una banda o darles alternativas de ocio saludable, formación y empleo. Se trabaja con ellos desde la educación, el ocio y la cultura, ofreciéndoles recursos para que no caigan en riesgo de exclusión: «Un trabajo importante para que no pierdan oportunidades ni expectativas».
Así, esta experiencia «pionera» municipal es un servicio de mediación que facilita la prevención de la violencia ejercida y sufrida por jóvenes y ayuda en su tránsito de vida. «Madrid es una ciudad segura, pero debemos reconocer que existe la violencia urbana. Hay que abordarlo desde lo policial, pero también desde lo social», ha subrayado el delegado del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte, en declaraciones.
Un total de tres equipos, integrados por 14 profesionales especializados en Trabajo Social, Educación Social y Psicología, forman parte de este programa. Equipos que trabajan de forma coordinada con la Policía Municipal, Servicios Sociales, programas municipales para jóvenes y diferentes agentes sociales en detección de riesgo susceptible y que se concentran en los jóvenes de 18 a 30 años de los 21 distritos de la capital.
Según ha explicado en declaraciones la responsable del programa, Purificación Castro, hasta los 16 años se trabaja con diferentes programas del área de prevención y coordinación con los centros de salud y educativos. En la franja de 16 a 18 años suelen ser personas «más autónomas» que no participan tanto en los recursos socioculturales.
«Aquí entran jóvenes extutelados, extranjeros, nacionales, extutelados no acompañados (exmenas), chavales en riesgo de captación o los que no tienen acceso a recursos. Les vinculamos con recursos formativos laborales, el ocio y el tiempo libre. Si hay conflicto, lo atendemos», ha indicado Castro.
No obstante, la responsable ha recalcado que su intervención nunca cruza «la línea roja» cuando se trata de un delito, ya que esa parte les corresponde a los agentes de seguridad. «Podemos acompañar a la víctima para poner una denuncia, pero en el momento en el que se trata de un delito, nos retiramos», ha apuntado.
PREVENCIÓN, ACOMPAÑAMIENTO Y EMPLEO
Los objetivos son analizar los grupos detectados para mejorar las relaciones sociales; proporcionar la prevención, identificación y resolución de conflictos de forma pacífica; acompañar a quienes hayan sido víctimas de violencia durante la denuncia; y favorecer actividades formativas que posibiliten su acceso a itinerarios de empleo.
Para Castro, este recurso es «fundamental» porque los proyectos de prevención «funcionan». Los equipos trabajan con ellos desde la educación, el ocio y la cultura, ofreciéndoles recursos para que no caigan en riesgo de exclusión: «Un trabajo importante para que no pierdan oportunidades ni expectativas.
«El programa de prevención de la violencia urbana es innovador y pionero, la primera experiencia municipal de este tipo. La ventaja de lo social es su carácter preventivo. Cada vez que tenemos éxito es un chaval que no entra en una banda y eso son uno o más delitos que no se cometen», ha resaltado Aniorte.
PRIMEROS CASOS DETECTADOS
En su primer mes de vida, el programa se ha dado a conocer en los 21 distritos y sus miembros han realizado un mapa diagnóstico de la ciudad y guías de mediación junto con los servicios sociales, la Policía Municipal y los agentes tutores.
Algunas de sus primeras actuaciones en Villa de Vallecas, donde tuvieron un conflicto entre jóvenes en un centro de acogida; Moncloa-Aravaca, en el que un chaval recibió amenazas; y en Usera, donde una banda latina había acosado a una chica.
Castro ha destacado que en el primer mes del programa se ha comprobado que había una «necesidad» de tener un proyecto de estas características. Además, ha indicado que en todas las bandas (Dominican Don’t Play, Trinitarios, Latin King) «hay mucha heterogeneidad», con españoles y también de origen inmigrante.
También se ha constatado que los jóvenes que entran en bandas lo hacen a una edad muy temprana, alrededor de los 13 años. Según ha explicado la responsable del programa, las consecuencias de la pandemia y la desesperanza que tienen muchos ha motivado esta tendencia.
«Hay una falta de integración. Sobre todo, hay chavales que se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad», ha indicado. A ello se une, que hay menos jóvenes de lo esperado en los espacios públicos, algo que «podría estar relacionado» con los últimos actos de las bandas juveniles.
‘ENREDADERO’, UNA ALTERNATIVA DE OCIO PARA LOS MENORES
Por otro lado, Madrid cuenta con una alternativa para que los adolescentes puedan formar comunidad y generar nuevas oportunidades cerca de sus barrios. Es el caso de los ‘enredaderos’, un proyecto que integra una red de espacios de ocio para jóvenes de 12 a 17 años, donde ellos se autoorganizan actividades.
Un equipo de educadores los acompaña para ofrecerles un asesoramiento en el planteamiento de sus propuestas, a través de una escucha activa. Gestionados por la Federación de Asociaciones para la Promoción de los Derechos de la Infancia y la Juventud en la Comunidad de Madrid (Injucam), cuentan con financiación del Ayuntamiento.
En declaraciones, el coordinador de Injucam, Joserra García, ha señalado que su participación y protagonismo «son claves» para que los chavales «ejerzan con mejor y mayor intensidad sus derechos». El objetivo es «facilitar» los procesos de desarrollo individual y grupal de la población adolescente de los distritos de Madrid desde una perspectiva integral. Así, los ‘enredaderos’ buscan que los adolescentes se sientan «felices y seguros», donde primen los hábitos saludables y la promoción de la participación ciudadana.
Hay seis ‘enredaderos’ en Retiro, Centro, Moratalaz, Puente de Vallecas, Villaverde y Hortaleza, aunque este último se acaba de instalar después de que ya no contara con un espacio cedido en Fuencarral-El Pardo. No obstante, García ha reconocido que «la idea siempre fue que estuviera presente en los 21 distritos».
PROPONEN Y EJERCEN RESPONSABILIDADES
«Estos espacios pueden generar nuevas alternativas para que los adolescentes cambien de entorno, participen y formen una comunidad. Además, tratamos diferentes temas como el feminismo, ecologismo o las bandas juveniles. Nos formamos porque también es una zona de información», ha señalado el equipo educador del ‘enredadero’ del distrito Centro.
En este caso, el área no tenía ningún material pero poco a poco se fue llenado de mesas de ping pong, sillas, un billar, pizarras y balones. «Ellos proponen y todos hablamos de cómo conseguirlo. Les enseñamos a ejercer responsabilidades desde muy pequeños», señala una de las educadoras.
Según los datos de la entidad, durante 2021 los seis ‘enredaderos’ han contado con la participación de 3.047 adolescentes (2.664 presenciales y 383 virtuales). De las presenciales, la mayoría eran españoles (2.555 jóvenes) y se concentraron, sobre todo, los chavales de 14 años (547 personas).
Asimismo, han tenido un total de 36.846 asistencias, donde 20.236 han sido presenciales. Por otra parte, se han generado un total de 582 propuestas en toda la red y de ellas se han llevado a cabo 502, es decir, un 86%. También se han creado un total de 106 grupos en torno a centros de interés (voleibol, baile, guitarra, etc).