El Consorcio de Internacional de Periodistas de Investigación ha denunciado que Ericsson, empresa sueca de telecomunicaciones, mantuvo durante años una estrecha relación con el Estado Islámico o ISIS. La empresa de telecomunicaciones solicitó permiso a dicho grupo terrorista para poder trabajar en Irak y les pagó para poder contrabandear con sus equipos en la ruta de «Speedway», que está contralada por el Estado Islámico. Todo ello a través de pagos millonarios de dudosa procedencia y que resultaban un tanto sospechosos, cuyo fin era mantener el negocio del organismo sueco en dicho país.
El grupo internacional de profesionales de la información asegura que ha tenido acceso a un informe interno en el que se revelan estos datos. Según detallan, Ericsson mantuvo su negocio en Irak gracias a decenas de millones de dólares en pagos sospechosos durante casi una década. Además, la empresa de telecomunicaciones financió fondos de soborno, viajes al extranjero para funcionarios de defensa y pagos a través de intermediarios a ejecutivos corporativos y posiblemente terroristas.
El informe detalla el procedimiento a seguir que realizaba Ericsson para llevar a cabo actividades ilegales. «Un patrón de soborno y corrupción tan extendido, y la supervisión de la compañía tan débil, que millones de dólares en pagos no pudieron ser contabilizados, todo mientras Ericsson trabajaba para mantener y expandir redes celulares vitales en uno de los países más corruptos del mundo», describe el Consorcio Y es que, el negocio de Ericsson en Irak consistía en relaciones con personas con conexiones políticas y subcontratistas no investigados. Estas vinculaciones se basaban en contratos falsos, facturas infladas, estados financieros falsificados y pagos a «consultores» con descripciones de trabajo «nebulosas«.
El negocio de Ericsson dependía de personas con conexiones políticas y subcontratistas no investigados.
El grupo internacional de periodistas también indica que la mayor parte de la conducta corrupta se produjo después de que Ericsson reconociera en 2013 que estaba cooperando con las autoridades estadounidenses investigando acusaciones de soborno en otros lugares. Los documentos filtrados a los que ha tenido acceso el Consorcio incluyen 73 páginas de un informe de 79 páginas sobre el negocio de Ericsson en Irak, incluidos resúmenes de 28 entrevistas con testigos y 22,5 millones de correos electrónicos. Tras ver la luz este informe, tanto el Consorcio como distintos medios de comunicación preguntaron a la empresa sueca acerca de estos asuntos. En respuesta, el organismo de telecomunicaciones emitió un comunicado en el que reconocía la «mala conducta relacionada con la corrupción» en Irak y los posibles pagos a ISIS, pero sin citar otros países.
Sin embargo, el Consorcio llevó a cabo una investigación que revela que, además de Irak, la compañía examinó presuntas conductas indebidas en el Líbano, España, Portugal y Egipto. Además, detalla que existe una hoja de cálculo que enumera las investigaciones de la compañía sobre posibles sobornos, lavado de dinero y malversación de fondos por parte de empleados en Angola, Azerbaiyán, Bahrein, Brasil, China, Croacia, Libia, Marruecos, Estados Unidos y Sudáfrica. También afirman que dos empleados propusieron detener las operaciones en Mosul y en otras partes del país, pero los altos ejecutivos regionales rechazaron la recomendación, ya que irse «destruiría nuestro negocio». Todo ello mientras que el Estado Islámico conquistaba ciudades en Irak, «saqueaba casas y decapitaba rehenes».
Tan solo un mes después, Ericsson solicitó el «permiso de la autoridad local ISIS» para continuar trabajando en Mosul. Una petición que realizaron a través de un socio regional, Asicell Communication. Esto llevó a combatientes del grupo terrorista a secuestrar a un jefe de tripulación de una subcontratista de Ericsson, según el informe y la víctima del secuestro. Y es que, según afirma el Consorcio, los investigadores de Ericsson dijeron que no podían descartar la posibilidad de que la compañía financiara el terrorismo a través de sus subcontratistas. Aunque no se pudo identificar a ningún empleado de Ericsson que estuviera «directamente involucrado».
El Consorcio, tras tener conocimiento de todos estas acciones ilegales de sobornos y pagos sospechosos, tanto este grupo internacional de periodistas como otras empresas de comunicación, realizaron sendas preguntas a Ericsson. Sin embargo, la empresa de telecomunicaciones sueca se ha negado a abordar por qué un ejecutivo regional fue promocionado durante la investigación de corrupción y por qué las vidas de los trabajadores fueron puestas en riesgo por las operaciones de la compañía en Irak.