El yogur, la granola, los chips de col rizada, todos suenan saludables, ¿verdad? Son conocidos como superalimentos. Sobre todo si van acompañado de palabras de moda como «naturales», «sin gluten» o «cultivos activos vivos», que pueden ser malos para la salud.
Esas palabras se centran en una sola pieza de un rompecabezas alimentario mucho más amplio. Aunque los términos sean ciertos, no califican necesariamente al alimento como saludable. Al fin y al cabo, una galleta puede ser sin gluten, sin colesterol y orgánica, y seguir teniendo un alto contenido en calorías, grasa y azúcar.
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Tanto si espolvoreamos granola sobre tu yogur como si comes una barrita de granola, la mayoría de los productos de granola están repletos de grasa y azúcar. Por supuesto, comienzan con ingredientes saludables: la avena, los frutos secos, las nueces y las semillas son ingredientes sanos y ricos en nutrientes. Pero luego los fabricantes toman esos ingredientes y los recubren con algún tipo de edulcorante (azúcar, melaza, miel y jarabe de maíz son opciones comunes) y los hornean en aceite.
