Yolanda Díaz aceptará liderar la ‘izquierda transformadora’ pese al portazo de Más País y Compromís

Yolanda Díaz se mostraba hace unas semanas harta de los «egos» que impedían la unión de las formaciones no nacionalistas a la izquierda del PSOE. Este recado, que lo mismo podría haber servido para las intromisiones de Pablo Iglesias que para la negativa al pacto de Íñigo Errejón, parece haber quedado en agua de borrajas.

La vicepresidenta se ha dado dos baños de multitudes en Valencia y Barcelona. En la Ciudad Condal fue amadrinada por Ada Colau, que asegura que la vicepresidenta y ministra de Trabajo «nunca quiso ser presidenta ni líder mundial, pero le ha tocado serlo porque España necesita un liderazgo como el suyo».

En este acto, a diferencia del de Valencia, sí hubo visibilidad para miembros de Podemos e Izquierda Unida. Y es que al mismo acudió Alberto Garzón mientras Ione Belarra, secretaria general de los morados y ausente por motivos de agenda, aseguró vía vídeo que «en los próximos meses nos espera una etapa fascinante y prometedora, para ello vamos a necesitar todas las manos y todas las miradas».

UNIDAS PODEMOS CIERRA FILAS EN FAVOR DE DÍAZ

Había dudas sobre el apoyo unánime de Unidas Podemos al ‘frente amplio’ de Díaz ya que, tal y como aseguró Juan Carlos Monedero, hay inquietud por el relevo de los partidos políticos por espacios sustentados «por el carisma y la fuerza política de quien los representa».

Pero el mismo Monedero está apoyando el proyecto, la ministra Irene Montero ha explicado que «el frente amplio planteado por Yolanda Díaz es incuestionable» y el omnipresente Pablo Iglesias también apoya a su sustituta en la vicepresidencia del Gobierno desde sus nuevos foros mediáticos.

Incluso voces alejadas del espacio tradicional del comunismo español miran con simpatía el proyecto, tal y como asegura Iván Redondo. El exgurú de Pedro Sánchez parece haberse convertido en una groupie de Díaz y asegura que «hasta ahora, la izquierda del PSOE captaba un 1% del voto socialista. Ella capta un 20%».

No comparte el entusiasmo el ‘errejonismo’, que prefiere soñar con crecer hasta tener un grupo parlamentario propio (aunque este tenga un nulo peso estratégico dentro del Congreso) a volver a compartir espacios desde la subalternidad con sus antiguos compañeros de Podemos.

El valor con más tirón de Más País, Mónica García, asegura que su presencia en Valencia «no fue el comienzo de nada». Y, para intentar esquivar la presión de su electorado, Íñigo Errejón y Joan Baldoví (Compromís) se han lanzado en una campaña para intentar conseguir que su coalición ofrezca una percepción de viabilidad de la que hoy carecen.

Ambos protagonizaron un acto hace unos días en Zaragoza para consolidar su pacto con la histórica pero alicaída Chunta Aragonesista y de lo único que pudieron que sacar pecho es de respetar una autonomía hacia provincias (de la que Pablo Iglesias carecía con su centralismo).

Errejón afirmó que «las alternativas se construyen con raíces firmes respetando la soberanía de cada territorio» y Baldoví señaló que «la familia es hacerse cada día y cada año. Queremos ser un tren de largo recorrido en el tiempo desde el respeto a territorios y organizaciones».

Lo que está claro es que, a pesar del ‘no’ del ‘errejonsimo’, el tren de Yolanda Díaz no se detiene, tal y como confirmó hace unos días la vicepresidenta. La también ministra de Trabajo afirmó querer confeccionar «un espacio que pueda cambiar la vida de gente. Hay una misión de levantar un proyecto de país para la próxima década, y lo voy a hacer con mucho mimo y siendo clara. Siendo personas diversas podemos ser complementarias e ilusionar. Tenemos un problema de convivencia democrática con la derecha y el PP está secuestrado por la extrema derecha».

Según la vicepresidenta, «los espacios, para que sean exitosos se hacen por abajo. No va de sumar de liderazgos. Es muy masculino esto, y la sociedad quiere otras cosas, que nos entendamos tendiendo la mano y sin egos. Va de escuchar mucho y ser empática. De ilusionar con levantar un proyecto de país, de democracia con salarios dignos, acceder a una vivienda, pagar la factura de la luz, una educación pública de calidad, en definitiva de la vida de la gente».