El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no quiere ni oír hablar de las energías o plantas nucleares dado que choca frontalmente, al menos aparentemente, con su discurso. Sin embargo, mientras que el líder del Ejecutivo omite cualquier debate relacionado con la autosuficiencia energética (siempre que no tenga que ver con las energías renovables), en Francia se ha convertido en un tema central para todos los partidos hasta el punto de que Emmanuel Macron, el presidente de Francia, se abre a crear nuevas plantas. El PSOE, en calidad de presunto adalid de la transición ecológica, asegura que no solo no abrirá más centrales, sino que en el momento que pueda las cerrará. Entretanto, el precio de la energía sigue disparado por su dependencia absoluta del gas argelino. El PP y Vox, sin embargo, han abrazado el discurso de Macron y piden abrirse a las «nuevas» nucleares como fórmula útil para abaratar el precio de la energía.
«El PSOE apuesta por las energías renovables y por cerrar las centrales nucleares cuando toque». Esta frase no es de Pedro Sánchez, es de Alfredo Pérez Rubalcaba. La dijo cuando era candidato socialista y desde entonces poco ha cambiado en la forma de pensar del PSOE. Sí lo ha hecho, sin embargo, el precio de la luz, que ahora está a 230 euros el megavatio hora. Cuando Rubalcaba dijo esta famosa frase sobre la energía nuclear el precio rondaba entre los 45 y los 60 euros el megavatio hora, por lo que no sabemos qué opinión tendría ahora el exministro sobre este asunto y si estaría dispuesto a cerrar esas nucleares que están condenadas a echar el candado en 2028. El problema es que mientras que en Francia sí que reabren el debate al margen de intereses ideológicos, en España el PSOE no tiene recetas claras para abartar el coste de la energía.
No hay que olvidar que el mayor problema del precio de la luz no es solo que suba un puñado de euros la factura del contribuyente
No hay que olvidar que el mayor problema del precio de la luz no es necesariamente que suba un puñado de euros la factura del contribuyente. El hecho de que el coste del megavatio hora se haya disparado hasta más del triple del precio que imperaba cuando Alfredo Pérez Rubalcaba era candidato afecta mucho al precio de todo, especialmente al de la industria. Que las empresas españolas sean menos competitivas repercute aún más sobre la economía y ya hay algunos partidos que se han atrevido a romper el tabú de la energía nuclear, empezando por Vox en boca de su diputada Mireia Borrás. Pero la izquierda parlamentaria no se quiere mojar absolutamente en nada que tenga que ver con este tipo de plantas, aunque ahora sean mucho más seguras y pudieran contribuir a rebajar el precio de la factura de la luz.
Francia es el segundo país del mundo con más centrales nucleares (58), justo después de Estados Unidos (que en comparación es prácticamente toda Europa con sus 98 plantas). España, sin embargo, tiene siete que deben echar el cierre en torno a 2028. El hecho de que esas 58 centrales no sean suficientes para el autoabastecimiento ha hecho que Francia tenga la necesidad de plantearse nuevas soluciones dado que no han conseguido abaratar el coste de la energía. En la campaña presidencial no se habla de otra cosa y la UE no se mete en el debate. Pero España sigue a por uvas en este asunto, pues están cerrados en las renovables y tampoco hay grandes planes de inversión aprobados.
Francia se guarda este as en la manga porque son precios que ya superan lo razonable y que afectan directamente a la competitividad de su industria. Recurrir a las nucleares puede ser una solución empezando porque la seguridad de estas plantas no tiene nada que ver con la de hace décadas. Si ya antes era difícil un accidente nuclear, ahora es prácticamente imposible. «Las centrales nucleares son muy seguras; no puede repetirse Chernóbil o Fukushima», ha asegurado Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, en una entrevista en Xataka. Este sentir se está contagiando a los partidos conservadores y la izquierda prefiere abrazar sus ideales que recurrir a medidas diferentes, tal y como ha hecho Emmanuel Macron al confirmar que construirá nuevas plantas nucleares.
Esto no es una pretensión exclusiva de Francia. Hay otros países como Turquía que también quieren apostar por este tipo de energía para paliar las dependencias que encarecen el precio de la luz. Por el momento, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cerrado la puerta a las grandes eléctricas españolas para que colaboren para crear energía nuclear. En el plan energético presentado por el PSOE no se contempla la nueva creación de nuevas centrales nucleares, sino el cierre de las siete que quedan y que ahora funcionan para abaratar lo posible el precio de la energía. Entretanto, los países europeos sí que buscan soluciones que busquen el autoabastecimiento para evitar que, como pasa en España, la dependencia del gas extranjero determinen el elevado coste de la electricidad.
El plan socialista sí contempla, como contrapartida, invertir en renovables, pero con el dinero de terceros. Lo que quiere el Ejecutivo es que las grandes compañías eléctricas como Endesa o Iberdrola fomenten la construcción de centrales eólicas y fotovoltaicas que ayuden al autoabastecimiento y reduzcan la dependencia del gas argelino, que tras cerrar el gasoducto que pasaba por Marruecos el miedo de España a que haya un colapso energético se ha disparado con rumores poco fundados de un futuro apagón. Ahora Sánchez ha trasladado la idea de apagar las centrales nucleares. Pero no mucho. La idea que sopesa el presidente del Gobierno es la de que en 2035 no haya absolutamente ningún reactor nuclear en España. Habrá que ver cómo se las ingenia para que el autoabastecimiento energético sea una realidad.