La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lamentado este miércoles que aún haya países vulnerables que no tengan acceso a la vacuna contra el cáncer de cuello uterino (CCU), lo que conlleva que la tasa de incidencia y la tasa de mortalidad sea dos y tres veces mayor, respectivamente, que en los países desarrollados.
Por ello, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha realizado un llamamiento a los países, fabricantes de vacunas y socios de la organización para sumarse a los esfuerzos y que «el cáncer cervical sea historia». Sin embargo, en la actualidad, el director ha lamentado que cada año mueran 300.000 mujeres por esta enfermedad, lo que supone una mujer cada dos minutos.
Así, Tedros Adhanom ha clamado contra los precios altos de la vacuna contra el Papiloma Humano (HPV) que desencadena la falta de abastecimientos en países vulnerables. «Al igual que ocurre con la COVID-19, contamos con las herramientas para prevenir, detectar y tratar la enfermedad pero también el CCU no tiene un acceso equitativo a estas herramientas», ha manifestado.
Esta reivindicación coincide justamente un año después de poner en marcha la Estrategia Mundial para la Eliminación del CCU, cuyo documento gira en torno a la necesidad de vacunar al 90 por ciento de las niñas antes de los quince años; a la importancia de aumentar el acceso a los exámenes y análisis; y a los tratamientos. Sin embargo, el director general de la OMS ha apuntado que durante el último año, como ha ocurrido en otras situaciones, la pandemia ha retrasado los estudios y ha supuesto una disminución en la proporción de mujeres con acceso a la vacuna (pasó del 15% al 13% actual).
Entre las innovaciones en los tratamientos durante el último año, Tedros Adhanom ha ensalzado la inclusión de la vacuna HPV en los programas nacionales por parte de algunos países, como Camerún, Cabo Verde o Qatar, o el uso de tecnologías de detección precoz basadas en inteligencia artificial.
Durante el acto, también han intervenido diferentes personalidades como la primera dama de Ruanda, Jeannette Kagame; la primera dama de Sudáfrica, Tsepho Ramaphosa; o la paciente Karen Nakawala.
«La lucha contra una crisis dentro de otra crisis no es fácil. La OMS ha avanzado mucho para encontrar una solución permanente contra el cáncer cervical pero lo más importante sigue siendo la detección precoz», ha asegurado Kagame.
En este sentido, la primera dama de Ruanda ha celebrado que las mujeres de su país hayan sobrepasado la meta del 90 por ciento de mujeres vacunadas de la OMS y ahora están centrado en vacunar a los hombres para reducir el índice de transmisión.
Por su parte, Tsepho Ramaphosa ha coincidido con el presidente general y ha reivindicado la importancia de garantizar las herramientas de una manera equitativa «porque si no África se verá muy afectada en el futuro» y ha adelantado que si sus esfuerzos «fracasan» se tendrá que aceptar que la pobreza generacional se consolide.
«Lo que necesitamos es mayor urgencia, igualdad y fortalecimiento de las alianzas entre los países del sur y los países del norte», ha subrayado.
PRUEBAS DE DETECCIÓN PRECOZ, CLAVE
Por su parte, el director de Unitaid, Philippe Duneton, ha explicado que desde su organización han capacitado a más de 6.500 profesionales para que realicen las pruebas de detección en los países vulnerables y ha augurado que, en el futuro, la inteligencia artificial será «clave».
«Otra cosa que hemos aprendido con las dificultades de la COVID-19 es la detección. Es clave porque es una manera de frenar la enfermedad», ha manifestado.
Por último, la directora de la Fundación para nuevos diagnósticos innovadores (FIND), Ilona Kickbusch, ha insistido en que cada fallecimiento se puede prevenir y para ello ha reclamado que los países vulnerables tengan el mismo acceso a la detección precoz que los países más desarrollados.