Expertos reunidos en la sesión científica ‘Nuevas terapias orales para pacientes dislipémicos: el futuro ya está aquí’, celebrada en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología en el Palacio de Congresos de Zaragoza, han puesto de manifiesto la necesidad de reducir el colesterol-LDL (c-LDL), conocido como ‘colesterol malo’, ya que es uno de los factores desencadenantes de accidentes cardiovasculares.
En Europa la enfermedad cardiovascular es responsable de más de 4 millones de muertes al año, siendo la causa más común de muerte a escala mundial. Las dos formas más frecuentes de enfermedad cardiovascular (ECV) son la enfermedad coronaria e ictus isquémico, las cuales causan el 45 por ciento de todas las muertes anuales en toda Europa.
Uno de los aspectos que se ha tratado durante el evento es la falta de control de los niveles de c-LDL en los pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular. Estos pacientes no consiguen llegar a los objetivos establecidos por las guías, cada vez más bajos, y que han demostrado una mejora en el pronóstico de la enfermedad.
Según los estudios ‘EUROASPIRE V’ y ‘Da Vinci’, tres de cada cuatro pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular tienen niveles de c-LDL por encima de lo deseado, a pesar del tratamiento hipolipemiante, por lo que se pone de manifiesto la necesidad de mejorar el control global de la dislipemia, implementar tratamientos existentes, combinar las terapias e incorporar las novedades terapéuticas, como ácido bempedoico para alcanzar los objetivos de reducción que marcan las guías de práctica clínica.
«Las cifras de c-LDL que indican las guías son exigentes y en pacientes de mayor riesgo cuanto más bajo esté el colesterol y más precozmente se consigan dichos objetivos mejor, para ello muchos requieren terapias combinadas», apunta la doctora Raquel Campuzano, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón (Madrid).
Por otra parte, la más alta evidencia científica subraya la importancia de las unidades de rehabilitación cardíaca para un abordaje global del riesgo cardiovascular y el mejor control posible de los factores de riesgo cardiovascular, incluida la dislipemia.
«La rehabilitación cardíaca tiene máximos beneficios sobre las personas con patología cardiovascular. Es vital que los pacientes tras un evento CV sean remitidos a las unidades de rehabilitación cardiaca, ya que son programas preventivos que disminuyen la mortalidad, los reingresos, mejoran la calidad de vida y son enormemente coste-efectivos», añade la doctora.