Alfonso Fernández Mañueco quiere sobrevivir en la política después de que el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, le cogiera la matrícula. El presidente de Castilla y León sabe que sigue en la cuerda floja después de que hubiera intentado en plena pandemia maniobrar para acabar con el liderazgo de Casado. Génova le tiene en el radar y espera su momento para apartarle. Pero mientras tanto, Mañueco ha dado un paso al frente y se ha sumado a la alianza del PP moderado que han urdido el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el líder de dicha alianza y presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo. Mañueco ha utilizado la convención nacional para sumarse a este grupo, postularse contra el PP liberal de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y hacerse fuerte bajo el seno de la que parece ser la alianza ganadora dentro de esta guerra civil que vive el PP. Pero no las tiene todas consigo ni parece si será suficiente.
Casado tiene prioridades y Mañueco ha puesto en marcha su olfato político para darle lo que más necesita: apoyo. El presidente del PP está envuelto en una guerra civil que amenaza con apartarle de Génova porque el Partido Popular que h esbozado la presidenta de la Comunidad de Madrid gana adeptos por segundos. Mañueco, consciente de esta situación, ha decidido cerrar filas en torno al PP moderado que representa ahora Casado con el apoyo de casi todos los barones del partido para ver si así el secretario general del PP, Teodoro García Egea, le perdona la vida antes de las próximas elecciones autonómicas. Por el momento, Mañueco se ha integrado en el seno de la alianza urdida por Feijoo y ha dado un espaldarazo a la vertiente liberal del partido representada por Ayuso. Ahora solo queda ver si le sale bien la jugada.
Mañueco fue discreto en la convención nacional. No quiso azuzar demasiado los fantasmas del pasado y solo buscó la forma de sumarse al equipo ganador. Feijoo, Almeida y Bonilla llevaban meses en contacto, poniendo en común sus posturas y urdiendo una alianza de peso que obligara a Casado a acercarse a ellos para consolidar su débil y «estéril» (tal y como lo califican fuentes del Partido Popular) liderazgo. Mañueco hizo balance y entendió que la mejor opción era sumarse esta alianza replicando el mensaje que lanzaran en la convención estos barones. Ambos dieron la espalda a ese PP liberal y Mañueco imitó el mensaje sin más dilación. El problema es que desde Génova aún no perdonan lo que hizo, pues intentó maniobrar para traer a Feijoo a la presidencia del PP en un momento en el que vio a Casado algo tocado.
la presidenta de la Comunidad de Madrid no deja de despertar pasiones allá por donde pisa
Casado tiene problemas mayores que un barón rebelde. Ayuso pisa fuerte. Mientras que el presidente del PP se aferra a las encuestas (las mismas que levantó la victoria de la presidenta de la Comunidad de Madrid tras las elecciones del pasado 4 de mayo) para consolidar su liderazgo, la presidenta de la Comunidad de Madrid no deja de despertar pasiones allá por donde pisa con el congreso del PP de Madrid a las puertas. Mañueco sabe que la prioridad de Génova en estos momentos no es neutralizar o castigar a quienes maniobraron contra Casado, sino que ahora lo que se busca es un cierre de filas que deje a Ayuso sola y sin aspiraciones. El presidente de Castilla y León ha entendido que es más útil apoyar a Casado en esta guerra que mantener el pulso contra un presidente del PP «desesperado» por afianzarse y arrinconado por los resultados de Ayuso.
La idea y la estrategia a seguir por Mañueco ha sido diferenciarse de Vox. No solo porque compiten por el mismo electorado, sino porque entiende que Vox y el ala del PP que lidera Ayuso mantienen un criterio similar. Lanzar un mensaje en este sentido en la convención nacional era una forma de decirle a Feijoo, a Almeida, a Moreno Bonilla y sobretodo a Casado que está con ellos. Que el presidente de Castilla y León se una a esta extensa alianza es algo que hacer sentir arropado a Casado y es algo que podría, a ojos de Mañueco, garantizar su puesto en el PP de Castilla y León. Aunque de momento de ministerios no hablamos para el barón castellanoleonés.
A POR EL MINISTERIO
El alcalde de Madrid, el presidente de Galicia y el presidente de Andalucía no han cerrado filas en torno a Casado porque crean en su liderazgo, sino porque las encuestas auguran que podría darse la posibilidad de que el presidente del PP también lo fuera del Gobierno. Esta hipotética realidad y esta pretensión de Casado ha movilizado a estos tres políticos con la única intención de intentar pescar un ministerio. Si el presidente del PP llega a la Moncloa, necesitará nombrar una buena cantidad de ministros. Y ahí estarán esperando estos tres conocidos dirigentes populares.
El entorno de Feijoo, de Moreno Bonilla y el de Almeida coinciden en que sus líderes buscan un ministerio. Feijoo, de hecho, está enfriando su ambición de llegar a la presidencia del PP a cambio de que le nombren algo notable en el próximo Ejecutivo. El problema y la cara B de este asunto es que si Casado no es capaz de sumar con Vox una mayoría absoluta, el presidente popular caerá. O al menos es lo que creen quienes viven a diario la política en Génova.