Llega el mes de septiembre y es un mes de nuevos propósitos, sobre todo desde el punto de vista de la salud con los excesos vacacionales. Toca, o al menos es la intención, ir al gimnasio o comer sano. Y uno de los modos dentro de esa dieta equilibrada es tomar carnes bajas en grasa. El pollo y el pavo son referentes, pero ¿cuál es mejor para comer más sano y con más aportación nutricional?
Y es que es un dilema común cuando ya has decidido comer sano, también en carnes y proteína, que sean blancas y ricas en lo segundo. No sabemos hasta qué punto conviene el pollo o el pavo, o igual ambos son combinables y válidos. Ahora veremos todo ello.
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Pero las similitudes siguen: Tienen un alto contenido en hierro y ácido fólico, protegiendo al organismo de la anemia. Además su aporte en vitaminas del complejo B favorecen el funcionamiento del sistema nervioso y los minerales que poseen (potasio, magnesio y fósforo) contribuyen a un buen estado neuromuscular, lo que facilitan el trabajo de contracción de los músculos, así como la transmisión del impulso nervioso.
Las pechugas de pollo y de pavo son igualmente bajas en calorías casi en una escala similar (110 a 111), bajas en grasa (entre 1 y 2%) y proporcionan del 46 al 49% del valor diario de proteína. Pero, ¿pasa igual con todas las partes de uno u otro? La respuesta es no y ahí radican las primeras diferencias.