El Gobierno está abierto a cobrar peajes en las carreteras secundarias. En un principio, en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se hablaba de vías de alta capacidad. Se sobreentendía que los peajes que el Gobierno pretende implantar en 2024 se limitarían a las autopistas y autovías. Sin embargo, el equipo de la Ministra de Transportes, Raquel Sánchez, no se quiere pillar los dedos y se abre a cobrar tasas también en las carreteras secundarias. La clave está en el escrito enviado a Bruselas. En él, el Gobierno se dejó la puerta abierta para cobrar también por el uso de todas las vías de la red de carreteras. El modelo que pretende implantar el equipo de Pedro Sánchez pasa por imponer peajes en las vías más transitadas (ya sean autopistas, autovías o carreteras secundarias con mucho tráfico) de una forma gradual. El que más contamine, más pagará. Los coches eléctricos e híbridos enchufables pagarán unas tasas bonificadas. Los diésel más antiguos serán los que más paguen, tal y como deslizan desde Transportes.
Este Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia presentado tiene el objetivo de dar acceso a los 140.000 millones de euros en ayudas covid que ha puesto Bruselas a disposición de España. El Gobierno se ha comprometido a hacer más sostenible el país a cambio de recibir esas ayudas. Decimos sostenible porque es lo que refleja ese plan. Sin embargo, el Gobierno no quiere abordar todos estos recortes hasta 2025. La idea que maneja el Ministerio de Transportes es implantar estas tasas en 2024. De hecho, el Gobierno ha reconocido que no cumplirá el objetivo de déficit hasta pasado ese año. De ahí que el equipo del presidente se haya dejado la puerta abierta a imponer los peajes también en las carreteras secundarias. Aunque cierto es que Raquel Sánchez se resiste a decir abiertamente que te cobrarán por usar todo tipo de carreteras.
La ministra se niega a confirmar si se cobrará por el uso de las carreteras secundarias. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia es una forma de convencer a Europa de que haremos los deberes a cambio de recibir las subvenciones. El problema es que en algunas ocasiones es demasiado ambiguo. De hecho, deliberadamente ambiguo como es en el caso de la imposición de peajes en todas las vías. El Gobierno pretende que se pague por usar las autopistas y las autovías convencionales. La AP6, por ejemplo, no tiene pinta de que vaya a levantar las casetas que te cobran más de 10 euros por usar el túnel. Sin embargo, el Gobierno no ha querido aclarar si te cobrará por usar la carretera secundaria que une tu pueblo con otro. Si está muy transitada, es posible que lo cobren de alguna manera.
Sobre la modalidad de cobro de peajes, el Gobierno pretende que sean los coches que más contaminen los que más paguen. Se busca forzar a la transición ecológica mediante la imposición de tasas. Si tienes un coche de los años 90, lo más probable es que te crujan a impuestos si quieres meter el coche por una autopista. Pero si te has comprado el último modelo de Tesla, el Gobierno te bonificará. En este caso, no se tienen en cuenta criterios salariales, económicos o territoriales. Solo se mirará lo que contamine el coche en cuestión que pretenda utilizar la carretera. A más CO2, más pagas.
El objetivo que persigue el presidente, según el Gobierno, es acabar con el déficit de conservación de nuestra red viaria
El objetivo que persigue el presidente, según el Gobierno, es acabar con el déficit de conservación de nuestra red viaria. Un déficit que la Asociación Española de la Carretera (AEC) ha cifrado en 2019 en 7.000 millones de euros y que ahora ronda los 8.000 millones. El documento enviado a Bruselas atiende a mejorar todos aquellos pufos que afectan a las arcas públicas. Desde las pensiones hasta la red de carreteras que se construyó, en muchos casos, también con dinero procedente de Europa.
Raquel Sánchez tiene cuidado a la hora de anunciar su plan de imposición de peajes en todas las carreteras. El PSOE no quiere dar el pistoletazo de salida hasta que estén convencidos. Los peajes son una medida impopular que se retrasará hasta 2024. Hasta una fecha en la que el Gobierno considera que la economía habrá recuperado algo su crecimiento. El problema es que tienen que medir otros factores descontrolados como es el caso del precio de la luz, que ya ronda los 180 euros por megavatio hora (un 200% más caro que hace unos cuantos meses). La idea es ajustarse porque Europa así lo requiere. Pero sobretodo, la idea es acceder a los 140.000 millones de euros en ayudas condicionados a presentar un plan de ajuste.
A esto hay que sumarle la subida del petróleo y el precio de la gasolina y el diésel. El litro de 95 sin plomo ya está en torno a 1,50 euros. Si sigue la trayectoria actual, es probable que para 2024 hablemos de una cifra superior que hará que coger el coche de combustión sea un auténtico problema. El Gobierno quiere esa transición ecológica y ha impulsado el Plan MOVES III para fomentar la compra de coches eléctricos. Sin embargo no todos los españoles se habrán electrificado para cuando los peajes ya estén impuestos en todas las carreteras españolas. En las de alta capacidad seguro, pero en las secundarias es posible que también. Todo dependerá de lo sostenible que sea.