Entre los productos más utilizados para las comidas sin duda uno de los reyes es el huevo. La gran cantidad de opciones que ofrece para cocinar lo convierten en un básico en todos los hogares. Es elemento indispensable de la mítica tortilla de patatas, de la francesa, tan recurrida por lo rápido y fácil que se hace y además se usa para los rebozados y para multitud de recetas. Sin embargo, lo que más le gusta a la gente es el huevo en su pura esencia: el huevo frito. Está listo en un par de minutos y si lo ‘clavas’ disfrutas de una yema riquísima. Todo el mundo lo consume al menos una vez a la semana, pero el problema es el mismo: la grasa que tiene.
1CÓMO ACABAR CON EL GRAN PROBLEMA DEL HUEVO FRITO
Para freír un huevo frito la mayoría de la gente utiliza la misma técnica. Abundante aceite en una sartén pequeña. Esperar a que el aceite esté bien caliente y echar el huevo. En ese momento puedes tirar un poco de esa grasa por encima de la yema para cubrirla y, si sigues bien los pasos, saldrá la puntilla que a tantos les gusta. Sin embargo, hay otra forma de disfrutar de un huevo igual de rico sin la necesidad de meter en nuestro organismo semejante cantidad de grasa. Muchos lo desconocen y nosotros vamos a mostrar cómo. Dale a siguiente y descubre el gran secreto.