El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, ya no ve tan claro cuál será su futuro político. Desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid arrasó en las elecciones, el gallego se ha enfriado por momentos. El equipo de Feijoo había asumido que su candidato bajaría a Madrid tan pronto como el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, flojeara. El problema es que ahora la batalla se ha recrudecido tanto que el entorno del gallego no tiene nada claro que el presidente autonómico quiera bajar. El principal motivo: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la guerra al más puro estilo Gallardón vs Aguirre que se está poniendo encima de la mesa. Feijoo ya tenía bastante con la preocupación sobre quién sería su sucesor. Con esta nueva batalla popular, los que conocen al presidente de Galicia lo tienen claro: no optará a ser secretario general del PP.
Feijoo, sin embargo, aún no ha descartado del todo bajar a Madrid. Lo que tiene más o menos claro, según las fuentes del PP de Galicia, es que no optará a la presidencia del partido porque las conjuras contra Casado se han convertido en un avispero del que los menos beligerantes huyen; Y Feijoo es uno de ellos. Pero descartado el plan A, Feijoo se ha metido de lleno en el B, que es nada menos que buscar por cercanía al presidente popular que le den un ministerio tan pronto como Casado gane las elecciones generales de 2023. Las encuestas son favorables al PP y todo parece indicar que si no dinamitan las relaciones con Vox, el Partido Popular gobernará España. Y en ese contexto, Casado tendrá muchos ministerios que repartir a quienes se le han mantenido fiel durante este tiempo. Desde luego, Ayuso no será una de ellas, según deslizan.
Feijoo ha forjado una alianza con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y con el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, para hacer fuerza juntos y condicionar la dirección del PP. Esta alianza buscaba desde colocar a Feijoo como candidato hasta presionar a Casado para que les premie a los tres con ministerios con tal de contar con su apoyo y evitar los ataques de Ayuso. El problema es que la primera opción de esta alianza que forjaron durante la pandemia se ha diluido con la agresiva oposición de Ayuso y ahora tan solo les queda la segunda. La idea ahora es simplemente convertirse en una muleta de apoyo fundamental para los que opten a presidir el PP y así conseguir su objetivo. Ahora, su postura está más cerca de Casado por las circunstancias, lo que ha hecho que Feijoo se aleje aún más de la idea de ser el secretario general del Partido Popular.
tanto Casado como Ayuso, son hijos políticos de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre
Casado va ganando la partida. Al menos es lo que él cree dado que Ayuso no genera especiales simpatías fuera de las fronteras de la Comunidad de Madrid. Las delegaciones territoriales del PP en toda España mantienen un discurso más cercano a la moderación que ahora vende Casado que al de Ayuso. Lo curioso de todo esto es que ambos, tanto Casado como Ayuso, son hijos políticos de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, aunque con el paso del tiempo ella ha dejado claro cuál es su favorita. Se trata de una guerra entre la escisión del aguirrismo, dado que el ala moderada quedó desaparecida tras la moción de censura. Aún así, y pese a que Aguirre ha mostrado junto a Cayetana Álvarez de Toledo su apoyo a la presidenta autonómica, Casado gana la partida en cuanto a apoyos externos se refiere.
Entretanto, el PP de Galicia sigue inmerso en una guerra interna por decidir quién sustituirá a Feijoo. Los candidatos no convencen a nadie dentro de la formación y esto hace que sea difícil para el presidente de Galicia dejar su tierra por venir a Madrid. Esta pequeña batalla en forma de debate se lleva comentando en los pasillos de la sede popular en Galicia desde hace meses, pero aún no ha surgido nadie capaz de generar consenso.
El presidente de Galicia quiere más. Tiene ambición pese a lo que muestra ante las cámaras. El problema es que es paciente y quiere dar los pasos sin correr demasiados riesgos. A él poco le preocupa quién será su sucesor, aunque tendrá que decidirlo. Feijoo lo que quiere es que los vientos no sean muy fuertes a la hora de aterrizar en la capital. Su paciencia le lleva incluso a plantearse llevar un ministerio antes para después postularse como candidato para ser el nuevo presidente del PP nacional. El problema es que Feijoo elude a toda costa una contienda directa con Ayuso. Y si tiene que dejar que Casado y Ayuso se desgasten, mejor que mejor.
En este último punto es donde está la clave. Lo que cuentan las fuentes es que en esas conversaciones mantenidas entre Feijoo y Almeida (a las que después se uniría Bonilla) se ha acordado seguir una estrategia común: mantenerse de perfil hasta que sea el momento. Ahora no les conviene entrar en una guerra tan fuerte como la que libran (y librarán) Casado y Ayuso. Y si lo hacen, tiene que ser por un premio notable, es decir, por un ministerio o una vicepresidencia del Gobierno. La espera y la paciencia es su consigna porque no quieren que Ayuso les ponga en la diana.
La guerra del PP de Madrid dejará claro cómo están las cosas. Ayuso y Casado se medirán en este primer combate y quien gane dejará claro cómo están los equilibrios de poder. Casado ha pedido a Almeida que se presente contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, algo que el alcalde no quería o que habría eludido de tener alternativa. Esto es un punto clave que hará que Feijoo y Moreno Bonilla den un paso al frente y se posicionen. Si gana Ayuso, mantendrán el silencio. Y si gana Casado, mostrarán su apoyo en público al actual candidato del PP.