El presidente del Gobierno no se esperaba este golpe a mitad de la legislatura. Podrían venir mal dadas, pero lo cierto es que tanto la electricidad como la gasolina han empeorado el panorama económico del país. Pedro Sánchez ha anunciado medidas para controlar el precio de la luz. Bajará impuestos e intervendrá los beneficios extraordinarios de las eléctricas a la par que no hará nada con el precio del combustible (más que subir el impuesto del diésel de aquí a unos meses), pero todo esto repercutirá de forma negativa en las arcas españolas hasta el punto de que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha avisado en público a Bruselas de que el país no cumplirá el objetivo de déficit como mínimo hasta 2025.
La noticia no ha sido mal recibida a nivel general. Sánchez ha tomado medidas drásticas contra la constante subida del precio de la energía. Los máximos históricos suben por días. El presidente del Gobierno ha asegurado que vía decreto ley acabará con los beneficios extraordinarios de las eléctricas para abaratar el precio de la electricidad. Pero todo esto, unido a que bajará el impuesto especial de la electricidad del 5,1127 al 0,5% repercutirá también sobre los planes del Gobierno de cara a Bruselas. La deuda seguirá creciendo de forma constante al menos hasta 2025 y España lo ha dejado claro sin posibilidad de réplica.
«Con la bajada coyuntural del IVA (del 21 al 10%), los impuestos indirectos de la factura eléctrica han pasado del 27,19 al 15,62%. Con la bajada del impuesto especial sobre la electricidad (del 5,1127 al 0,5%), pasarán a ser del 10,55%», ha asegurado el portavoz de Facua, Rubén Sánchez. Este mensaje ha sido compartido por muchos y criticado por los economistas liberales como Daniel Lacalle, pues la postura del Gobierno ha generado cierto enfrentamiento. Lo cierto es que la dependencia energética de España y los altos precios de algunos tipos de energía hacen poco accesible el tomar medidas efectivas para controlar el precio del alza de la luz. Pero el mensaje de Montero ha dejado helados a los liberales, que ven cómo se sigue prorrogando el objetivo de déficit de forma constante porque el Gobierno no es capaz de hacer del país sostenible.
La gasolina ha subido en un año un 21%
La luz es la que se lleva los titulares, pero no es lo único cuyo precio se ha disparado e el último año. La electricidad ha subido respecto a 2020 un 34,9%, los aceites un 33,1%, los combustibles líquidos un 32%, el aceite de oliva en concreto un 25,3% y la gasolina en específico nada menos que un 21%. Con estos datos sobre la mesa, queda claro que el coste de la vida se ha disparado en el último año y que el equipo de Sánchez no solo no ha sido capaz de controlarlo, sino que además prepara más impuestos y nuevas tasas ecológicas que harán que todo siga al alza. Y todo en un momento en el que no se han recuperado los salarios y el poder adquisitivo de 2019.
Muchos porcentajes para decir lo mismo. El IPC se ha disparado con el Gobierno del PSOE. Y todo esto sumado a que los socialistas han mantenido tensos encuentros con Bruselas en los que se ha avisado de que no se cumplirá el objetivo de déficit hasta 2025. Cuando Montero salió ante las cámaras para asegurar que no se haría, en Europa ya lo sabían, pero eso no quita para que el enfado de los socios europeos (y más cuando aún está pendiente la entrega de los fondos covid por al pandemia) sea notable.
Los socialistas saben que no podrán cumplir el objetivo de déficit durante su legislatura, que es lo que les preocupaba, y han querido quitarse la presión que supone tener que ajustar las cuentas en un momento en el que el precio de la vida sube sin parar y en el que los sueldos no dejan de bajar o estancarse. No hay muchas clases medias y el PSOE sabe que tendrá que hacer una fuerte inversión social si no quiere perder su nicho de voto más fuerte. En cualquier caso, desprenderse de la presión de cumplir el déficit ha sido una decisión política fundamental para afrontar las elecciones de 2023. El problema del ajuste o lo asumirá un renovado Sánchez (en las urnas, claro) o directamente el PP. Ahora toca invertir y así lo ha anunciado el PSOE aunque no tenga un plan claro para contener el precio de la electricidad o de la gasolina.
LA TASA AL DIÉSEL
Recaudaron muy poco en materia de impuestos medioambientales. El Gobierno ha asegurado que solo en 2020 se hicieron con 1.311 millones de euros. Una miseria comparado con las expectativas (y necesidades) de este Ejecutivo. Por eso 2022 será su año y se preparan para sacarte hasta el hígado vía impuestos eco. La idea es subir 0,10 céntimos el precio del litro de gasoil el año que viene y aumentarlo progresivamente hasta límites insospechados (fuentes del Ejecutivo hablan de que les gustaría subirlo hasta 0,70 céntimos). El problema es que el efecto colateral que ya asumen desde la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) es que el precio de los vehículos se muevan por este combustible caerá en picado hasta el punto de que podrás comprarte un vehículo premium a precio de un utilitario básico.
Que subirán 0,10 céntimos el litro de diésel el año que vienen lo tiene claro desde el Gobierno. Lo que aún no se atreven a confirmar es si mantendrán su idea inicial de elevarlo hasta 0,70 céntimos de aquí a 2025. Esto último no lo tienen del todo seguro, pues el comentario soltado tiene más forma de globo sonda que de intención clara. En cualquier caso, subir solo diez céntimos el litro tirará los precios de los vehículos diésel y hará que tanto los ciudadanos como los concesionarios de compraventa pierdan grandes cantidades de dinero. Un chollo eco que solo traerá pérdidas en todos los sentidos.