Picar cebolla puede ser una tarea complicada, no porque requiera una habilidad especial, sino por las lágrimas que puede llegar a provocar. Todo lo hemos sufrido: en cuanto comenzamos a cortar la cebolla, su olor peculiar comienza a desprenderse de su carne jugosa y rápidamente los ojos comienzan a picar y a llenarse de lágrimas. Dependiendo de la sensibilidad de la persona, las molestias pueden ser más o menos intensas. Pero, ¿por qué nos hace llorar la cebolla? La respuesta es pura química. La culpable es una sustancia llamada alianasa, presente en esta hortaliza y que se desprende al trocearla, favoreciendo la emisión de una molécula muy irritante conocida como syn-propanotial-S-óxido o propanotial. Dicha molécula de nombre impronunciable es básicamente un aceite esencial sulfurado, altamente volátil y que inhalamos por la nariz mientras estamos troceando la cebolla. Es decir que la irritación se inicia por las fosas nasales principalmente.
5CORTAR LA CEBOLLA SOBRE UNA TABLA DE RESINA
Cuando cortamos sobre una mesa, o en la encimera de la cocina, tendemos a inclinar el cuerpo sobre las verduras. Y en el caso de las cebollas, este sencillo y aparentemente inofensivo gesto, nos hace estar directamente expuestos a las irritantes emanaciones de sulfóxido. Por el contrario, si usamos una tabla un poco más elevada, podremos mantener el cuerpo un poco más erguido, e incluso echarnos un poco hacia atrás para desviarnos un poco de la estela de gas irritante que está desprendiendo la verdura. Las tablas de resina son más recomendables que las de madera porque no son porosas y se limpian más fácilmente.