El ministro de Exteriores no deja de cosechar éxitos profesionales. Este verano ha sido muy dulce para José Manuel Albares, especialmente porque ha conseguido encarrilar la relación con Marruecos que tan tocada dejó su predecesora, Arancha González Laya. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya le ha enviado más de un whatsapp para felicitarle por su gestión y por conseguir que el rey de Marruecos, Mohamed VI, haya lanzado unas declaraciones públicas en las que se abre pie al deshielo. Sin embargo, pese a que Albares ha empezado con buen pie, ahora empieza su segundo gran reto: conseguir que Estados Unidos reciba a Sánchez con honores para que el presidente se saque esa espinita del bochornoso paseo con Joe Biden. Por lo pronto, Albares tiene claro que la crisis de Afganistán es un buen modo de acercarse a EE UU. “Estados Unidos nos percibe como un socio fiable, predecible y solidario”, ha asegurado el ministro.
La crisis de Afganistán ha dejado en relieve una oportunidad de oro para Albares. El ministro de Exteriores es consciente de que estos dos años que quedan de legislatura solo tiene dos retos por cumplir. El primero, restablecer la relación con Marruecos después de que el país vecino hiciera público su descontento con España por acoger al líder militar del Frente Polisario; y el segundo, conseguir que Sánchez se siente con honores en la Casa Blanca junto a Biden. La primera de esas medidas está encarrilada y parece que las conversaciones están muy avanzadas para romper ese muro helado que separaba la diplomacia española de la marroquí. Sin embargo, sobre el segundo, Albares tiene una estrategia con la que espera que a finales de este año o a principios del que viene Sánchez se siente junto a Biden en la Casa Blanca para que las cámaras demuestren que es, tal y como asegura Albares, un «socio fiable».
Lo de Marruecos es una cuestión de Estado. Lo de EE UU, de orgullo. El presidente del Gobierno, reconocido apasionado de la política estadounidense (al igual que su exjefe de gabinete Iván Redondo) no perdona la humillación que sufrió durante ese paseo de menos de un minuto junto al presidente de Estados Unidos, razón por la que Albares ha priorizado tras el éxito de las conversaciones con Marruecos el buscar la forma de acercarse a los americanos. Por lo pronto, Albares ha conseguido utilizar la crisis de Afganistán para que Sánchez y Biden mantengan una conversación telefónica en la que se acordó que los colaboradores afganos serían acogidos en las bases militares estadounidenses en España. Pero esto es solo el principio.
Mientras que Albares busca que Afganistán sea el terreno a través del cual acercarse a Estados Unidos (como el expresidente español José María Aznar utilizó Irak para aproximarse al expresidente de EE UU George Bush), el ministro de Exteriores agasaja en público a los americanos a la par que presume de la buena relación que mantienen con el país vecino. Fuentes del PSOE reconocen que ahora no es el momento de buscar esa reunión con Estados Unidos dada la crisis que hay en Afganistán tras la toma de la capital por parte de los talibán. Sin embargo, estas mismas fuentes aseguran que si hay una forma de acercarse a este país es dando todo el apoyo militar necesario, algo que valoran mucho en la potencia americana.
Al mismo tiempo que Albares intenta acercarse a Estados Unidos con todos sus recursos utilizando la crisis de Afganistán como herramienta, también hay otro integrante del Gobierno que busca la forma de cerrar un encuentro con Biden en Estados Unidos para contentar al presidente. El jefe de gabinete de Pedro Sánchez es uno de los más interesados en cosechar un éxito de este calibre dado que conoce a la perfección algo que es un secreto a voces en el Ejecutivo: que si hay algo que obsesiona a Sánchez es su agenda internacional. Óscar López ha lanzado un par de sedales con la intención de que pique algún pez. Pero de momento no hay más «éxitos diplomáticos» que los que ha conseguido Albares: una llamada telefónica breve y una nota de prensa de la Casa Blanca en la que se deja claro que Biden habló con Sánchez (aunque en un principio confundieran al presidente del Gobierno español con el emir de Qatar).
Pese a los intentos de López, Albares ha sido capaz de cosechar otro pequeño éxito que suma en su historial. Para muchos ha pasado completamente desapercibido, pero para el gabinete del presidente ha sido un alivio. En un principio, Estados Unidos agradeció a más de veinte países su colaboración en la evacuación de algunos colaboradores afganos. Y pese a que España mandó ahí aviones militares, el ejecutivo de Biden olvidó por completo el papel que representó nuestro país. Tras esto, Albares ha conseguido enmendar el error y ha logrado que el secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin, haya agradecido la colaboración de España en el proceso de evacuación de Afganistán. «Gracias a los hombres y mujeres del Ministerio de Defensa de España y de la embajada de EE UU en Madrid por trabajar en estrecha colaboración con las fuerzas estadounidenses de Rota para cuidar al personal evacuado de Afganistán», ha afirmado Austin a través de Twitter.
Son pequeños éxitos diplomáticos que tienen el mismo objetivo: conseguir la ansiada reunión de Sánchez con Biden. Por el momento, solo son agradecimientos públicos, pero en la sede de Exteriores y en el gabinete de Sánchez se siente como un gol de la selección en el mundial cada vez que un alto cargo estadounidense menciona en público a España o al Ejecutivo. Todos los integrantes del equipo de Gobierno están jugando al mismo juego. Hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha puesto a disposición de los americanos al Ejército español con tal de que se diga cualquier cosa sobre Sánchez desde cualquier dependencia pública americana.