Mediante un novedoso método de modelización, una nueva investigación publicada en ‘Nature Ecology and Evolution’ revela la ubicación e intensidad de las principales amenazas a la biodiversidad terrestre e identifica las áreas prioritarias en todo el mundo para ayudar a informar la toma de decisiones de conservación a nivel nacional y local.
Un equipo de destacados investigadores ha elaborado mapas mundiales de las seis principales amenazas que afectan a los anfibios, aves y mamíferos terrestres: la agricultura, la caza y la captura, la tala, la contaminación, las especies invasoras y el cambio climático.
Los resultados muestran que la agricultura y la tala son omnipresentes en los trópicos y que la caza y la captura es la amenaza más extendida geográficamente para los mamíferos y las aves. Hay zonas continentales considerables en las que hay más de un 50% de posibilidades de que alguna especie de anfibio, mamífero o ave esté amenazada por la tala, la caza y la captura, la agricultura, las especies invasoras o el cambio climático.
El mundo se enfrenta a una crisis global de la naturaleza, pero la información sobre la localización e intensidad de las amenazas responsables de la pérdida de biodiversidad sigue siendo limitada, algo de vital importancia para mejorar y orientar las respuestas de conservación. Este estudio presenta tanto un primer intento de cartografiar esta información como una vía de investigación para mejorar nuestra comprensión de cómo varían las amenazas a la biodiversidad en todo el mundo.
Utilizando la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para cartografiar las amenazas a los vertebrados terrestres a escala mundial, se identifica la amenaza más prevalente para cada taxón.
El estudio concluye que la agricultura es la mayor amenaza para los anfibios, ya que es la más frecuente para estas especies en el 44% de las tierras del mundo. En el caso de las aves y los mamíferos, la caza y las trampas son la mayor amenaza, ya que ocupan el 50% de las tierras en el caso de las aves y el 73% de las tierras en el caso de los mamíferos. La agricultura es la amenaza más frecuente para los anfibios, los mamíferos y las aves juntos.
La investigación también identifica los lugares en los que las amenazas son especialmente frecuentes. En el sudeste asiático, especialmente en las islas de Sumatra y Borneo, así como en Madagascar, existe un alto riesgo de impacto de las seis amenazas para los anfibios, las aves y los mamíferos
En el caso de los anfibios, Europa destaca como región de alto impacto de amenazas debido a una combinación de agricultura, especies invasoras y contaminación. Las regiones polares, la costa oriental de Australia y Sudáfrica son las más propensas a sufrir el impacto del cambio climático, afectando sobre todo a las aves.
El doctor Mike Harfoot, uno de los dos autores principales del trabajo, del Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA-WCMC), afirma que «nos enfrentamos a una crisis global de la naturaleza, y los próximos diez años son una ventana crucial para tomar medidas decisivas para abordar la pérdida de biodiversidad».
«Nuestros resultados revelan la localización e intensidad de las amenazas a la naturaleza causadas por el hombre –prosigue–. Esta información puede ayudar a los responsables de la toma de decisiones a distintos niveles a identificar dónde la acción para reducir estas amenazas podría dar los mejores resultados para las personas y el planeta. Con más trabajo, mejoraremos esta información en términos de precisión y de la amplitud de la naturaleza considerada».
Para ayudar a orientar las acciones de conservación, los autores también combinaron los datos sobre el impacto de las amenazas con información espacial sobre la importancia de la biodiversidad para crear mapas de riesgo para la conservación que identifican las áreas de alta prioridad para la mitigación de las amenazas.
Estos mapas son una herramienta que puede apoyar e informar la toma de decisiones a nivel nacional y otros niveles, según corresponda. Las áreas identificadas incluyen el Himalaya, el Sudeste Asiático, la costa este de Australia, el bosque seco de Madagascar, el Rift Albertino y las Montañas del Arco Oriental en el este de África, los bosques guineanos del oeste de África, el bosque atlántico, la cuenca del Amazonas y los Andes del norte hasta Panamá y Costa Rica en América del Sur y Central.
Por su parte, el doctor Jonas Geldmann, profesor adjunto del Centro de Macroecología, Evolución y Clima de la Universidad de Copenhague, y coautor de este trabajo, afirma que «estos mapas también revelan que las zonas prioritarias para una amenaza rara vez se solapan con las de otras amenazas, lo que significa que para responder eficazmente al actual impacto humano sobre la biodiversidad necesitamos una respuesta global».
El doctor Piero Visconti, coautor del estudio y director del Grupo de Investigación sobre Biodiversidad, Ecología y Conservación del IIASA, reconoce que «a pesar de los sensores omnipresentes y la tecnología avanzada, todavía sabemos muy poco sobre la ubicación exacta y la intensidad de algunas de las amenazas más importantes para las especies, como la caza y el trampeo y la presencia de especies invasoras».
«Los estudios sobre el terreno son insustituibles para tener una imagen local precisa de la distribución y el impacto de estas amenazas, pero son un reto y requieren muchos recursos, por lo que son difíciles de realizar a la escala a la que se toman algunas decisiones de conservación –añade–. Este análisis es un primer paso importante que puede ayudar a orientar eficazmente las evaluaciones locales de las amenazas específicas a la biodiversidad terrestre, y empezar a identificar las soluciones locales más apropiadas».
En 2022, la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas se reunirá en Kunming (China) y se espera que adopte un marco global de biodiversidad para después de 2020, un nuevo plan global para la naturaleza.
La nueva investigación ayuda a demostrar los diversos tipos y la amplitud geográfica de las amenazas que pesan sobre las especies terrestres y, por tanto, la magnitud del reto de transformación que debe plantear el marco si queremos conservar la vida en la Tierra.