«Lo primero, se acabó Madrid Central». «Con Almeida Madrid Central se acaba el 26 de mayo«. «Quien se posicione contra Madrid Central lo hace contra vecinos y comerciantes». La hemeroteca es muy traicionera para la clase política y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, no es ninguna excepción. Una de sus promesas estrella en la campaña electoral de 2019 se centró en eliminar completamente Madrid Central.
Almeida lo aseguró por activa y por pasiva. De hecho, el PP de Madrid al unísono criticó con dureza las medidas restrictivas a la circulación por la almendra de la ciudad. El «mantenimiento de Madrid Central» perjudica a la ciudad de Madrid. «Van a seguir tomando decisiones que perjudican a la Capital, como el mantenimiento de Madrid Central«, afirmó en una entrevista a El Independiente tan sólo 126 días antes de esos comicios. «Primero, se acabó Madrid Central, y cuando se vea la alternativa que estamos construyendo, se verá porque se tiene que acabar», profundizaba en la misma.
En la batalla electoral de aquel año, el alcalde de Madrid insistía en eliminar Madrid Central y que un millón de coches pudiera circular libremente por la capital. Para Almeida esa era su premisa.
LA TRANSFORMACIÓN ‘ECO’ DEL ALCALDE ALMEIDA
Sin embargo, dos años después han cambiado las tornas. El alcalde de Madrid ha enarbolado la bandera de Manuela Carmena y no sólo no eliminará Madrid Central, sino que su nueva propuesta es aumentar su perímetro, llegando incluso a Plaza Elíptica y a la entrada de la carretera de Extremadura, que pretende soterrar los ocho carriles. Almeida emula así a otro alcalde de Madrid, como Alberto Ruíz-Gallardón, quien fue conocido como el ‘buscador de tesoros’ o el ‘faraón’ por sus interminables y ostentosas obras, algunas de ellas aún inacabadas.
Primero, se acabó Madrid Central, y cuando se vea la alternativa que estamos construyendo, se verá porque se tiene que acabar
El nuevo plan de movilidad de Almeida es mantener Madrid Central, aunque ahora se denomina Madrid 360. Al final, es la misma medida con otro nombre. Sustancialmente, el plan aprobado por la junta de Gobierno el pasado viernes no difiere en absoluto de la normativa anulada por el Tribunal Supremo, ratificando así el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid tras aceptar el recurso del PP del propio Almeida.
Almeida se ha convertido así en un despilfarrador, como lo es la desnortada izquierda madrileña. Gasta los recursos públicos en mantener una medida que él mismo recurrió ante la justicia, haciendo perder el tiempo de los jueces y la paciencia de los madrileños, especialmente a los comerciantes.
La nueva medida de Almeida tan sólo ha encontrado el apoyo externo de cuatro exconcejales de Más Madrid, que recalan en el grupo mixto bajo el nombre de Recupera Madrid. Estos cuatro escaños municipales son, además, exmiembros del Gobierno de Manuela Carmena y esperan aún los detalles del plan de Almeida para dar el visto bueno, aunque lo harán con condiciones. «No será un cheque en blanco», han asegurado fuentes de la formación a MONCLOA.
DE AZOTE DE CARMENA A IMPULSAR LAS MEDIDAS, LA INCONGRUENCIA DE ALMEIDA
De convertirse en azote de Carmena a pactar con quienes estuvieron en ese gobierno municipal. Almeida aún no ha explicado los motivos de su transformación para convertirse en un activista del cambio climático. El alcalde guarda aún silencio sobre el por qué no elimina Madrid Central, como prometió a sus conciudadanos. ¿Fue acaso una estrategia para tratar de ganar votos a Vox? ¿Fue tan sólo para obtener rédito político? Más les vale a los cuatro exconcejales de Carmena estar muy atentos dada la falta de palabra del alcalde.
Circular libremente, que para eso se pagan los impuestos de circulación y matriculación, fue una de las premisas de Almeida, pero eso fue hace sólo dos años. Ahora, la lección es aún más restrictiva que la de la izquierda. Si hay un vehículo con etiqueta ‘A’ que vaya cambiando el vehículo, si puede y no es una familia que necesite ese coche para trabajar, claro. De nuevo, el ‘popular’ Almeida se enfunda su traje ‘populista’ para ser más de izquierdas que la propia izquierda madrileña, aquella que ha sido barrida en las pasadas elecciones de mayo. ¿Ha preguntado el alcalde a las familias de Huertas? ¿Se ha acercado a los comerciantes?, que por cierto ya tenían permisos especiales para poder aparcar y entrar en Madrid Central. No forma parte de una nueva genialidad del alcalde.
El cambio de Almeida se produjo en diciembre de 2019, apenas medio año después de ser nombrado alcalde de la capital. «Madrid Central está funcionando, como garantiza este equipo de Gobierno, a diferencia de lo que hacía antes«, afirmó Almeida en plena Cumbre del Cambio Climático. ¿Estaba funcionando? ¿Por qué no retiró el recurso? ¿Por qué rectificó este pasado mes de mayo al dejar de cobrar las multas el pasado 13 de mayo de forma temporal? Había elecciones en Madrid y ya se sabe. Estar en misa y repicando es un plato que el PP devora sin miramiento.
ACEPTÓ LA AGENDA 2030, PERO GUARDÓ SILENCIO EN CAMPAÑA
La conversión ecologista del alcalde se centró también en abrazar la denostada Agenda 2030, la que prohíbe en vez de dar libertad a los ciudadanos a escoger su medio de transporte. A Almeida se le atragantaría el lema de Isabel Díaz Ayuso durante la pasada campaña electoral.
«Si no es desde las ciudades no vamos a poder alcanzar ese objetivo, que es el que se marcó en el Acuerdo de París y esperamos que se culmine en esta Cumbre», afirmó el alcalde. «Madrid está preparada, quiere asumir este reto, quiere ganar el futuro y este equipo de gobierno está absolutamente comprometido con la sostenibilidad», dijo. Un mensaje más propio de la izquierda progre que de una persona que mira por familias y vecinos, los mismos que podrían cambiar su voto si se prestara más atención a las campañas y a las promesas incumplidas. Que escoja el ecuador de su mandato para romper completamente con Vox, tras aceptar su mensaje antes de los comicios también suena a movimiento electoralista.