viernes, 22 noviembre 2024

Marlaska se resiste a cavar su tumba ante la presión de Podemos

La crisis de los menores marroquíes ha encendido la guerra interna en el Gobierno. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se encuentra en el foco de la Unidas Podemos y buena parte del PSOE por su gestión sobre la devolución de los denominados ‘menas’, menores no acompañados. Una medida muy cercana a los postulados de Vox y aplaudida por el PP de Ceuta, quien se abstuvo en la votación para declarar a Santiago Abascal ‘persona non grata’, pese a ser el partido más votado en las pasadas elecciones generales.

La tensión es máxima en la relación de Unidas Podemos con Grande-Marlaska. Ione Belarra, la ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030, se ha convertido en el azote del ministro. Belarra ha recrudecido su ataque contra Grande-Marlaska, mostrando las malas relaciones que se guardan en el seno del Gobierno. Retumban así con más fuerza la posibilidad de un adelanto electoral, un escenario que Pedro Sánchez no quiere ni oír hablar. La premisa del Ejecutivo es «aguantar» la legislatura, aunque no se descarta una nueva remodelación si prosigue el ataque y derribo contra Marlaska.

UNIDAS PODEMOS PODRÍA ACABAR CON EL FUTURO POLÍTICO DE MARLASKA

Desde Unidas Podemos tienen claro su objetivo. Pero echar a Marlaska por traspasar una de las líneas rojas de los ‘morados’ va a ser una misión muy complicada. Pedro Sánchez llevó a cabo la remodelación de su Gobierno el pasado 10 de julio. Apenas un mes después, los problemas se han acrecentado.

Marlaska
El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

De hecho, la presión entre los socios de Gobierno han sido la tónica y ninguno de ellos ha dado la cara ante la opinión pública. Sánchez tan sólo ha mostrado su foto, con alpargatas, durante el seguimiento de la evacuación de los españoles en Afganistán. El presidente del Gobierno no ha se pronunciado públicamente hasta ahora, más allá de utilizar la red social Twitter.

La tercera de agosto ha sido una semana negra para Grande-Marlaska. El lunes la ministra de Derechos Sociales recrudeció aún más su ataque contra el ministro de Interior. Lo hizo por carta, y no a través de Twitter como suele hacerlo habitualmente. En la misiva, exigió la prohibición de continuar con la repatriación de los menores a Marruecos, mientras que aplaudía la actuación de los jueces. Además, consideró clave establecer un protocolo para permitir a los jóvenes quedarse en España si así lo deseaban, lejos de conocer la opinión de los padres. Muchos de ellos han buscado a sus hijos ya que la mayoría fueron engañados para cruzar la frontera.

BELARRA, EL AZOTE DE GRANDE-MARLASKA

Pocos días después, Belarra ha insistido en este enfrentamiento. Ni tres días pasaron para exigir un protocolo adecuado para la devolución de los menores. Entre las condiciones impuestas, Bella ha detallado que los menores tienen que ser entregados bajo «condiciones de seguridad» y quienes sean acogidos en España tienen que tener unas condiciones «dignas», es decir, alejados de los centros de internamiento y los pabellones del Tarajal.

El ministro de Interior no informó ni a la Fiscalía de Ceuta ni tampoco al Ministerio de Asuntos Sociales para dar luz verde a la operación. Los menores son entregados de quince en quince y bajo la tutela del acuerdo firmado entre Marruecos y el Reino de España en 2007.

la Audiencia Nacional se ha sumado también a las críticas contra MARLASKA

Sin embargo, la Audiencia Nacional se ha sumado también a las críticas contra el también juez, que tiene la autoridad judicial para investigar el caso, ha dado un soberano sopapo a Grande-Marlaska.

A su juicio, el acuerdo suscrito entre ambos países debe cumplir también con la legislación española. En este sentido, ha destacado que la Ley de Extranjería «establece claramente» un proceso individual en cada uno de los casi 300 casos, con una investigación exhaustiva para localizar a los padres y la idoneidad de su traslado. Y es que, el derecho del menor también prevalece.

LAS DEVOLUCIONES DE MENAS CONTINÚAN A LA ESPERA DEL JUEZ DE CEUTA

No obstante, la Audiencia Nacional no ha paralizado el proceso de devolución de los menores desde Ceuta. Esto jueces entienden que no se pueden frenar de forma inmediata, al menos desde sus sillones, pero dejan la puerta abierta a que otros puedan hacerlo, como es el caso del Tribunal Superior de Justicia de Ceuta. Para el tribunal, la devolución de los menas deben seguir la legislación española, sin saltarse un sólo punto, tal y como se establece en el acuerdo.

Sin embargo, la presión de Podemos es doble. No sólo Belarra actúa como látigo. También Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, ha exigido a Sánchez el fin de este proceso, aunque sin pedir el cese del ministro de Interior. Eso sí, ha tildado de «muy grave» esta nueva estrategia del Gobierno. «Toda la responsabilidad es única y exclusivamente del Ministerio del Interior», afirman desde Podemos.

Desde el PSOE también hay presión sobre Grande-Marlaska, quien ha expuesto su versión en los medios para justificar lo injustificable. El socialista y defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, señaló que la devolución de los menas no cumplía la legislación ni tampoco respeta los derechos humanos. Más leña a un fuego que puede convertirse en la hoguera política de Marlaska.

DEL DEBATE A LA HOGUERA

Para el ministro de Interior, la resolución judicial es el inicio de un «debate técnico-jurídico» para devolver a los menas. Para el ministro, todos ellos quieren «volver con sus familias y a su ámbito cultural», sin correr más riesgos.

A juicio de Grande-Marlaska, la reprimenda del TSJC es tan sólo una «discusión» sobre los expedientes individualizados de cada menor. No ha mostrado ninguno de ellos, por lo que podría haberse vulnerado la legislación. Para el ministro, el acuerdo con Rabat era un «marco suficiente y adecuado«. La Audiencia Nacional ya le ha quitado la razón. No es suficiente, hay que cumplir con la legislación para proteger a los menores.

Cerca de 700 menas entraron por el Tarajal el pasado mes de mayo. La propia policía marroquí les trasladó en autobuses hasta la frontera con promesas falsas, como ver a Messi. Algunos de ellos lo hicieron por cuenta propia, y todos ellos acabaron en un pabellón o deambulando por las calles de la ciudad autónoma, sembrando la inseguridad en la zona.